Los residentes de los pisos más altos de la avenida Barón de Cárcer aseguran que conviven con vibraciones y temblores desde hace décadas, concretamente desde que abrió el primer aparcamiento: el de la plaza de San Agustín. «Desde ahí hemos ido a peor. Son tres los aparcamientos subterráneos que hay en una misma avenida. Lo que me extraña es que no haya habido más problemas porque tres garajes son demasiados», asegura una de las vecinas del número 35 de esta avenida. Y añade: «Cuando más se nota es por la noche, cuando pasan los autobuses. Si circulan muy rápido se mueve todo». Para un estudiante, vecino de la sexta planta del número 41, «últimamente los temblores son mayores y se intensifican cuando hay más tráfico». m. ros valencia
