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Entrevista | Salvador Raga Navarro

"Para poder presentar hoy bandera de valencianía hay que hacerlo a media asta"

«Tras todo el prestigio deteriorado que nos han "regalado" algunos con su gestión hay que recuperar el orgullo para gritar que lo que hemos pasado recientemente no nos representa», afirma el escritor

Salvador Raga Navarro, ante la portada de las Torres de Quart. José Aleixandre

Salvador Raga Navarro es un enamorado de Valencia, su cultura e historia. Recorre sus plazas y calles como si fueran un libro abierto mientras cuenta que la ciudad del Túria fue la cuna del ajedrez moderno o que guarda la principal reliquia de la Cristiandad, el Santo Cáliz; que su Tribunal de les Aigües es la entidad jurídica más antigua de Europa; que el primer reloj público de España se instaló en el Campanar Vell de la calle de la Barchilla en 1378; o que fue la primera urbe que se atrevió a rechazar un armisticio de las imparables huestes de Napoleón... Cansado de que se identifique Valencia con la corrupción política ha resumido las glorias valencianas que considera más importantes en el libro «101 hechos legendarios en la historia de Valencia», cuyos beneficios irán destinados en su totalidad a los proyectos sociales de la Penya Valencianista per la Solidaritat a la que pertenece.

Presenta su libro como un «manual de orgullo» valenciano. ¿Estamos bajos de moral?

La época que vivimos no es la más fecunda para que uno presente su bandera de valencianía, si no es a media asta. Este libro no es más que un revulsivo para que todo aquel prestigio deteriorado que nos han regalado algunos a través de una gestión de muchísimos años se consiga reconducir. Tenemos que resetear y asumir que los valencianos hemos sido pioneros en el mundo a la hora de aportar muchísimas novedades creativas. El conocimiento de estas cuestiones nos debe hacer recuperar el orgullo para volver a gritarle a la sociedad que lo que hemos pasado recientemente no nos representa y que venimos de un pasado muchísimo más glorioso.

¿Del esas 101 contribuciones de los valencianos a España y al mundo con cuál se queda?

Yo estoy muy concernido con todas aquellas cuestiones que tienen que ver con la defensa de los más débiles. Que nos plantemos a principios de siglo XV y que el padre Jofré decidiera crear el primer hospital psiquiátrico del mundo para atender a todos aquellos enfermos mentales, que para la sociedad no eran más que endemoniados, nos da una pauta de orgullo para saber que en el tratar a los más débiles fuimos pioneros y cambiamos el mundo desde ese punto de vista.

Grandes nombres de la historia valenciana como el humanista Joan Lluís Vives o el médico Lluís Alcanyís, ambos judios conversos, no fueron muy bien tratados por la sociedad: El primero logró huir de la Inquisición, pero su madre fue quemada en la hoguera después de muerta, un destino del que no se salvaron Alcanyís, su mujer y su hija...

Ambos tuvieron que tragarse lo peor de aquella Valencia, de en realidad aquella España de los Reyes Católicos, en la que los que fueron obligados a renunciar a su fe fueron pasto de la peor de las persecuciones, la del Santo Oficio. La Inquisición dio capítulos verdaderamente nefastos a nuestra ciudad, tanto que es extraño que al pasar ante la puerta de los Apóstoles de la catedral no siga oliendo aún a quemado. Valencia le debe tantísimo a Alcanyís y sólo le ha pagado con su memoria con el nombre del hospital de Xàtiva y un árbol en el Botánico. Sin embargo, fue el primer catedrático de Cirugía que tuvo Valencia, el primero al cual se le permitió realizar disecciones de cadáveres que la Santa Sede no permitía y, además, el primero en estudiar científicamente la peste que fue la verdadera lacra que diezmó Europa durante cuatro siglos.

Recuerda que Valencia fue una ciudad pionera: aquí se imprimió el primer libro de España en 1474, las «Obres e Trobes» a la Virgen María; en 1619 nació el primer periódico de la Península Ibérica, la «Gazeta de Valencia»... ¿Ha perdido la ciudad parte de su secular espíritu emprendedor?

Que el doctor Pedro Cavadas esté mejorando la vida de la gente con cirugías imposibles que se estudian en las principales facultades de Medicina del mundo me da que pensar que aún nos queda un rayo de esperanza. Que personajes como Juan Roig hayan convertido a su empresa en la firma privada con mayor número de trabajadores fuera del sector público me hace creer que también en lo empresarial nos queda materia gris como para seguir avanzando como sociedad.

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