El antinatural parque natural de L'Albufera

Josep Blay

El nuevo Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Parque Natural de l'Albufera sigue sin considerar como «una especie a proteger» a quienes lo habitamos. «Mal anem». ¿Salimos de Guate-mala y entramos en Guate-peor? A lo visto, sí. El resultado del proyecto de PRUG de nuestro relajado gobierno valenciano denota bisoñez y falta de sensibilidad; escaso o nulo conocimiento del territorio, léase de la geografía física y humana; y además de poco trabajo que, todo sea dicho de paso, sí que han dado a las partes implicadas para no hacerles ni repajolero caso. En ese sentido se están manifestando desde los diversos sectores afectados.

Veremos cómo se pronuncia el aparato progadantístico del PP valenciano. Ya lo podemos intuir: dirán que son quienes mejor lo han hecho, quienes mejor lo están haciendo y los únicos capaces de sacar esto adelante cuando en realidad, el ambiente no está como para ir disparando tracas.

Afectados por el parque natural somos la mayoría de quienes lo habitamos. Afectados, y ¿por qué no implicados? Nadie nos ha invitado. ¿Somos ya damnificados? A saber. Como ejemplo, supremo y determinante, el borrador del nuevo PRUG fue remitido por correo electrónico a los miembros de la Junta Rectora del parque tras solicitarlo los interesados. Y se han mostrado sorprendidos, sino enojados, por el contenido del proyecto. Apuntaba líneas más arriba que a muchos se les pidió opinión sobre sus preferencias, necesidsades o criterios; y, al final, no se les ha hecho ni caso.

Valga como ejemplo que el proyecto obvia el artículo 39 de la Ley 11/1994 de Espacios Naturales Protegidos, ya que no contempla un programa económico-financiero ni un plan de plazos. ¿Quiere esto decir que serán los ayuntamientos, regantes, hosteleros, propietarios de arrozales y otros campos de cultivo, quienes deberán cargar con los costes?

Participación, diálogo, democracia... parque natural construido desde los cimientos y los sectores afectados es lo que nunca jamás se ha visto aquí. Existe una Junta Rectora, eso sí, donde están casi todas las partes afectadas-implicadas-damnificadas. Pero a la vista de los hechos, parece ser que sus integrantes están para justificar el invento o como sordo muro de las lamentaciones.

Ayuntamientos, agricultores, empresarios hosteleros instalados en el parque desde antes de que l'Albufera pidiera auxilio al comenzar a convertirse en una cloaca, regantes, entidades locales menores y pedanías han puesto el grito en el cielo. Entre todos han anunciado una lluvia de alegaciones al proyecto. «En esas condiciones, no queremos parque natural», ha dicho más de uno ante un nuevo plan de usos que les impone las reglas de juego mediante las cuales se les encorseta de por vida. ¿Es este PRUG, por tanto, una provocación contra la conservación de l'Albufera y su entorno?

Las casas se construyen desde los cimientos. Y en ese sentido, bien hará la administración autonómica, y sus técnicos, de interpretar con generosidad todas y cada una de las alegaciones que se presenten. O ante la evidente inexistencia de un proceso participativo para redactar un plan de usos desde los propietarios y usuarios implicados en la base de esta pirámide medioambiental, no estaría de menos retirar el proyecto y sentarse alrededor de la mesa. Atemos bien los cabos y trabajemos todos por el objetivo común de construir este parque de manera natural.

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