Especializada en meteorología

Para los que viven con un ojo en el cielo

El local tiene utensilios centenarios para predecir el tiempo, como los «vasos de tormentas»

Para los que viven con un ojo en el cielo

Para los que viven con un ojo en el cielo

Álex Serrano

En una ciudad como Valencia, con sus riadas, sus gotas frías, sus días rojos y tristes bajo la ceniza de los incendios y su luz de verano no podía faltar una tienda de meteorología. Quién sabe si Antonio Pardo pensó eso cuando hace dos años y medio decidió abrir en la gran vía Fernando el Católico una humilde tienda de meteorología llamada Altocúmulo. En ella, un aficionado a eso de mirar el cielo y preguntarse qué viene podrá encontrar desde frascos «mágicos» que mediante una extraña mezcla de productos químicos que aún nadie ha sabido explicar indican si va a llover o ha haber tormenta hasta termómetros de todos los tipos, pasando por la que es quizá la colección de libros sobre el tema más amplia de la ciudad.

Estas Navidades, Altocúmulo no ha dado un segundo de descanso. Desde clientes ocasionales hasta auténticos «fanáticos», según Pardo, en la tienda se ha creado una comunidad más o menos estable que hasta ha sorprendido a este topógrafo que decidió, como otros tantos, tirarse a la piscina del emprendimiento casi a ciegas.

Él asegura que siempre ha intentado tener los pies en la tierra, pero lo cierto es que cuando abrió Altocúmulo no sabía qué se iba a encontrar. Explica que él le decía a su mujer que si había gente que tenía tiendas de cartas de tarot o de velas aromáticas, también habría gente que comprara termómetros o libros sobre el clima.

Y acertó. En una ciudad que es epicentro de varios fenómenos meteorológicos llamativos a lo largo del año, los vecinos siempre tienen un ojo en el cielo. «Más que la 'ponentà' o los fenómenos marítimos, a la gente le interesa mucho la gota fría. Siempre te preguntan por ella», explica Pardo. También hay una comunidad creada en el local en torno a los incendios forestales. «Hay técnicos que vienen y te explican cómo tienen el monte en la zona que protegen», asegura.

La razón del éxito de Altocúmulo, creada con tiendas como la mítica Raig de Barcelona en mente, es la pasión. «A mí me encanta esto», comenta. Eso lo notan los clientes. Acuden a él tanto neófitos en esto de mirar al cielo e intentar entenderlo como auténticos «frikis», como él mismo dice, de la meteorología. El objetivo de hacer una tienda que acerque esta parte de la ciencia a todo tipo de público, por tanto, está conseguido.

Parte de la culpa la tiene la zona infantil, situada cerca de la entrada de la tienda. Libros y otros juguetes intentan explicar a los más pequeños cómo funciona el cielo, qué secretos ocultan las nubes. Estas navidades han sido mucho los padres, madres, tíos o tías que se han acercado hasta Altocúmulo para llevar un regalo sorpresa.

70 % de ventas en instrumentos

Sin embargo, Pardo reconoce que la mayoría de clientes de la tienda son adultos interesados en la ciencia. El 70 % de las ventas, de hecho, explica que son instrumental para medir constantes climatológicas, como termómetros o elementos que forman parte de estaciones meteorológicas. «Si aquí tienes 20 termómetros, no te vas a ir a comprarlos a otro sitio», comenta.

El plato estrella de su tienda, por el que todo el mundo pregunta, son los «stormglasses». Literalmente, vaso de tormentas, se trata de un curioso artefacto de fabricación inglesa muy usado en el siglo XIX y que sirve, mediante una combinación de distintos elementos químicos en su interior, para predecir el tiempo. El líquido se vuelve denso, se solidifica, se crean cristales en él o se «nubla» dependiendo del tiempo que vaya a hacer. A fecha de hoy, nadie sabe exactamente qué relación hay entre las condiciones meteorológicas y los elementos químicos que se encuentran en el fondo del vaso.

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