La Generalitat tiene en propiedad 12 viviendas situadas en una finca que se encuentra pegada al tranvía por donde circula la línea 4. La previsión de la Conselleria de Infraestructuras y Territorio y Medio Ambiente era adquirir todas las viviendas del inmueble situado en la calle Escritor Abu Salt número 5, para derribar al finca y solucionar así los problemas de grietas y vibraciones que padece un bloque que no puede estar más próximo a la vía férrea.
Sin embargo, la mitad de los propietarios „12 de 24„ se negó a vender sus viviendas por un precio «irrisorio» y el proyecto se quedó bloqueado. De esta forma, los vecinos que permanecen en el inmueble continúan sufriendo, a diario y después de una década, las molestias que ocasiona un tranvía «al que no nos acostumbramos, porque es imposible». «Tenemos grietas en las viviendas. No importa las veces que las arregles... porque vuelven a salir. La cama vibra, las estanterías y los cuadros se caen... En mi casa hay hasta una zona prohibida para mi nieto de 7 años porque quiero evitar un accidente a toda costa y ya se me ha caído el mobiliario más de una vez», relata una de las vecinas que más molestias sufre ya que su piso se encuentra en la primera planta de la finca.
Desde Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV) aseguraron ayer que, de momento, no existe intención alguna de solucionar las molestias que sufren los vecinos ya que la solución prevista fracasó por la negativa de los mismos a vender sus pisos y «no consta en FGV que exista sentencia alguna que obligue a la Administración a nada. O si existe, la Generalitat no tiene conocimiento de la misma».
Ahora bien, tampoco es intención del Consell tener en propiedad 12 pisos vacíos, sin perspectiva alguna para los mismos, más años de los que ya han pasado. Por ello, la Generalitat ya ha iniciado los trámites «de licitación para sacar a subasta las viviendas porque no tiene sentido alguno que sean propiedad de la Administración pública si no se puede hacer nada con ellos». Los trámites se centran ahora en fijar un precio para las viviendas en cuestión en aras de iniciar los trámites administrativos. «Los precios de mercado han cambiado y hay que tener en cuenta las molestias que genera el tranvía pero es importante sacar a la venta las viviendas porque a alguien pueden hacerle papel. Lo que es casi seguro es que saldrán a subasta a precio asequible», explicaron fuentes de FGV. De hecho, la Generalitat cedió hace años uno de los bajos comerciales de esta finca a la Asociación de Vecinos de Marxalenes que continúa empleándolo como sede.
Los pisos de la finca ubicada junto al tranvía de Marxalenes ocupan unos 50 metros cuadrados y tienen dos habitaciones. Hace doce años, la Generalitat pagó poco más de 41.632 euros (menos de 7 millones de las antiguas pesetas) a los 12 propietarios que accedieron a vender sus pisos.
Con molestias pero sin hipoteca
Ahora bien, los propietarios que se negaron a vender su casa tienen muy claro por qué lo hicieron. «No tenemos hipoteca. ¿Cómo íbamos a vender nuestra casa por una cuantía por la que no podíamos comprarnos otra? Nos ofrecieron un piso por otro, pero era un acuerdo verbal y no nos fiamos», explican los afectados. Lo que no les parece «justo» es que la Administración no les «compense» de ninguna forma por soportar las molestias que origina el tranvía. Y es que, aunque FGV redujo la velocidad del paso de los trenes a 40 km/h en ese tramo «la casa vibra igual». «Esta finca estaba antes que el tranvía. Eso es así. El antiguo ´trenet´ pasaba cerca, pero no tanto. ¿Por qué tenemos que soportar esto? No es justo pero solo somos doce ya nos han olvidado», concluyen.
