Premio al proyecto para una Russafa rehabilitada con criterios sostenibles

La tesis doctoral de César Jiménez se alza con el galardón Estudia Valencia, dotado con 3.500 euros

m. mínguez | valencia

Un libro de estilo para la rehabilitación de centros históricos se ha alzado con el primer galardón de los premios Estudia Valencia. En realidad se trata de una tesis doctoral que plantea una metodología para la regeneración de cascos urbanos con valor patrimonial, enfocada en la barriada de Russafa. El autor, César Jiménez Alcañiz, de la Universitat Politècnica de Valencia, plantea una serie de pautas con las que diagnosticar y conocer dónde intervenir y cómo. Jiménez incide en que la recuperación de ciertos ámbitos de la ciudad ha de dar un salto más y abordar retos medioambientales como «un consumo energético que produzca emisiones de CO2 próximo a cero». «Hay que buscar un equilibrio entre la rehabilitación con un valor patrimonial de los edificios del barrio y al mismo tiempo que (la intervención) tenga un alto nivel de sostenibilidad, tanto en el uso de materiales como en la aplicación de soluciones constructivas que propicien el ahorro energético de la edificación», explicaba Jiménez, quien hace especial hincapié además en «el impacto de las ordenanzas en el aprovechamiento del suelo».

Jiménez, dirigido por las profesoras Ángela García Codoñer y Ana Torres Barchino, realiza en su trabajo un repaso desde los primeros planes de ensanches de Europa, con París, Florencia, Barcelona y Madrid, hasta desembocar en Valencia. «Dado que la ciudad consolidada no es homogénea y que existen diferentes tejidos urbanos con distintas soluciones tanto tipológicas como constructivas, la metodología deberá ser los suficientemente flexible para que se adapte a los diferentes ámbitos», desgranaba este arquitecto que ha conseguido un galardón de 3.500 euros. La mención especial ha ido a parar a una tesis de la UPV sobre chimeneas industriales de fábrica de ladrillo en toda la zona del Mediterráneo.

Puesta en valor del patrimonio

La concejala Beatriz Simón destacaba los cinco elementos más significativos de los trabajos presentados en esta edición, «como la innovación en los contenidos, la aplicación de nuevas tecnologías, las ideas para el desarrollo sostenible, la puesta en valor del patrimonio y los temas sociales». En esta convocatoria de la Fundación Inndea, promovida por el Ayuntamiento de Valencia, han participado un total de 27 proyectos universitarios, con unas aportaciones que «pueden contribuir al desarrollo de la ciudad a través de ideas innovadoras, de gran calidad y aplicabilidad», según Simón. Además de la UPV, colaboran la Universitat de València, la Universidad Cardenal Herrera-CEU y la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir.

«Contra la violencia machista hay mucho trabajo pendiente»

Realizó un estudio a jóvenes de entre 14 y 18 años y detectó un índice de violencia de género tan alto que alertó a la Concejalía de Bienestar Social para que iniciaran talleres y actividades con los jóvenes del centro de día Malvarrosa. Se trata de Judit González, una joven de 26 años que no para quieta. Trabajadora social, acaba de finalizar un máster en violencia de género, actualmente realiza prácticas no remuneradas en el Centro Municipal de la Mujer, es coordinadora del área de trabajo por la mujer y colectivo LGTB de Amnistía Internacional y acaba de ganar el premio Proyecto Fin de Carrera de la Fundación Inndea. Conocedora del trabajo de fin de máster que pretendía investigar decidió participar en los talleres donde se encontraban los jóvenes que más tarde entrevistaría. «Pensé que era necesario conocer a los chavales y obtener cierta cercanía porque es un tema muy complicado», explicó ayer Judit González. Ahora bien, las conclusiones de la investigación llevada a cabo por la joven evidencian que, en cuanto a violencia de género se refiere, «aún queda mucho por hacer». «Entrevisté a veinte jóvenes, siete chicas y 13 chicos. Todas las mujeres eran víctimas de violencia de género y todos los hombres [menos dos] veían normal la supremacía del varón. No se trataba, además, de una violencia física. Sobre todo, estas jóvenes sufren violencia psicológica. Las controlan, las humillan, las someten... Hay que destacar que el colectivo sobre el que versa el estudio es el gitano y ahí queda mucho trabajo pendiente. Hay que educarles en igualdad porque ellos son parte del futuro y aunque el germen cultural del que se nutren es determinante, la indefensión de la mujer gitana es tal que es imposible verlo y no hacer nada al respecto», explicó González, quien propuso, en primera instancia, «establecer contacto con el secretariado gitano para, desde ahí, impartir y orientar a mujeres y hombres en los derechos que tienen para poder cambiar la situación y que las víctimas no se van solas».

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