Incidente en la Cabalgata de Reyes
El marido de una edil perdió un dedo en la Cabalgata de Reyes
Pedro Rollán, marido de la concejala Ana Albert, se seccionó un dedo al intentar coger un balón - La pericia de ambos permitió conservarlo y el equipo de Cavadas se lo reimplantó

Pedro Rollán y Ana Albert. / José Aleixandre
José Parrilla | valencia
Durante la última Cabalgata de Reyes, debajo del balcón del ayuntamiento, ocurrió un suceso que difícilmente olvidarán la concejala Ana Albert, su marido, Pedro Rollán, y muchas de las autoridades que en aquel momento asistían al último gran acto de la Navidad. Cuando Pedro intentaba coger un balón lanzado desde una de las carrozas, cayó al suelo y se pilló un dedo con tanta violencia que se le quedó colgando de un pequeño trozo de piel. Sólo la actitud de la pareja, ambos médicos de profesión, permitió que el pánico no cundiera y el hecho se revistiera de una increíble frialdad y eficacia gracias a la cual apenas unas horas después el dedo ya había sido reimplantado por el equipo del doctor Cavadas.
Aquella tarde Pedro Rollán, cardiólogo y director médico del Hospital de Manises, y Ana Albert, oncóloga del Arnau de Vilanova, habían acudido a la cabalgata con su hijo. Estaban debajo del balcón, en zona de autoridades, y participaban activamente en el desfile, así que «por la ilusión de darle al niño un regalo» Pedro intentó coger un balón lanzado desde las carrozas, con tal mala suerte que tropezó, se precipitó al suelo y volcó todo su cuerpo sobre la mano derecha.

El marido de una edil perdió un dedo en la Cabalgata de Reyes
«Cuando me levanté „relata„ no sentía dolor, pero me di cuenta de que no tenía las gafas y de que un dedo me colgaba». Se trataba del índice, «uno de los más necesarios para el funcionamiento normal», que estaba sujeto al resto de la mano por una ligera tira de piel.
El incidente impactó con dureza entre los presentes, que no acertaban a valorar el suceso ni a actuar con coherencia, pero fueron ellos, el accidentado y su mujer, los que le pusieron sangre fría al momento, cuentan los testigos todavía asombrados.
El propio lesionado se colocó el dedo en posición normal e inmediatamente su mujer se lo sujetó con firmeza. «No lo soltaba porque pensaba que se caería al suelo», dice Pedro. Al mismo tiempo, él usaba la mano que le quedaba libre para llamar a sus colegas del hospital de Manises y movilizar al equipo del doctor Pedro Cavadas. La situación era grave y «necesitaba una cirugía reconstructiva», comprendió al instante.
Para que el dedo seccionado se mantuviera en buen estado, durante todo el trayecto al centro sanitario Ana lo fue lavando con suero fisiológico, que en estos casos parece ser lo mejor. «Yo siempre había pensado que había que poner hielo, pero mi hijo se pilló una vez la yema del dedo y cuando le llevamos el trozo al médico me dijo que para estos casos es mejor el suero», explicó la concejala.
Así pues, cuando llegaron al centro hospitalario, inmediatamente lo lavaron y lo prepararon para su reimplante, «siguiendo un protocolo que se activa en todos los casos» pero que él «adelantó» con sus gestiones. El accidente fue a las 19,30 horas y a las 21 ya lo estaban operando.
La intervención fue un éxito y ahora Pedro confía en recuperar casi toda la movilidad. Todo, pues, ha quedado en un susto y en una peripecia para contar a los nietos. Por cierto, la pelota se la guardaron los otros concejales.
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