Los contrastes de la ciudad

Casitas con encanto y casonas en ruina

El Perellonet mantiene su origen: el Grupo de Pescadores del Marqués de Vallterra - El Mercado Central y la iglesia de los Santos Juanes están manchados por su entorno

Una imagen reciente del grupo de casitas de pescadores de El Perellonet.

Una imagen reciente del grupo de casitas de pescadores de El Perellonet. / j. b. r.

Josep Bartual Roig | valencia

­Para descubrir los pequeños tesoros de la ciudad a veces hay que salir de ella, por muy contradictorio que parezca. El cap i casal fue incorporando poco a poco a sus dominios las pedanías, con su huerta milenaria o el entorno del parque natural de l´Albufera. Todo un tesoro. En ocasiones, estas poblaciones nos sorprenden con construcciones que sobresalen entre sus sensacionales paisajes. Es el caso de las casitas de los pescadores de El Perellonet, cuyas peculiares formas merecen la especial atención del ocasional visitante.

Pegadas a la carretera general y junto a la gola que da nombre a El Perellonet, se instalaron en los años 20 del pasado siglo las primeras barracas de pescadores, germen de lo que más tarde se convirtió en el Grupodel Marqués de Vallterra. Su nombre lo deben al Almirante Pascual Díaz de Rivera y Casares, que en 1945 impulsó la construcción de viviendas dignas y económica para los pescadores. Aquel proyecto se concretó 1955 con la entrega por sorteo de 27 edificaciones cuanto menos curiosas, con forma de invernadero y blancas, junto a una capilla de forma similar. Hoy día, pese a algunas alteraciones, pervive el espíritu y el encanto de aquellas casitas.

Regresamos al corazón del cap i casal para descubrir que en el centro histórico no es oro todo lo que reluce, y que el entorno del Mercado Central y la iglesia de los Santos Juanes está completamente manchado por la urbanización inacabada de la plaza de Brujas „cuyo aparcamiento da para un serial„ y por los edificios que se sitúan enfrente de la parroquia, una construcción majestuosa en su tiempo, pero que ahora hace equilibrios para no desmontarse. Amenaza ruina, pero una horrible estructura de hierro la sustenta hasta el día en que alguien le de solución a este atentado estético en Ciutat Vella.

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