La orden era clara: únicamente se podía utilizar la palabra «yihad» y protestar contra los terroristas «yihadistas». Sin embargo, esta palabra solo apareció de forma muy discreta en dos pequeños carteles, ilustrados, eso sí, con una mujer con burka y el lema «no pasarán». Esa fue la única referencia escrita que constaba ayer en las pancartas y carteles que portaban los asistentes a la manifestación celebrada en la plaza del Ayuntamiento bajo el lema «Valencia contra la ´yihad´». Las únicas referencia orales se escucharon al grito de «contra la ´yihad´ en la capital» y «´yihadista´, terrorista».

Por la misma regla de tres, los asistentes a la concentración tampoco podían hacer referencia al Islam ni a los musulmanes. Pero ni caso. Los presentes emplearon las mismas pancartas que prohibió la delegación del Gobierno, entre las que se encontraba «Stop invasión islamista» (la más grande), junto a otras más pequeñas donde se apreciaba un lema similar sobre un mapa de Europa o una mujer con burka. Es más, la imagen donde aparecían dos hombres, que representan a un musulmán y a un judío bajo el lema «Ni los unos... ni los otros. Valencia libre» también estuvo presente. En este escenario, a las 19 horas y con puntualidad británica, un centenar de personas gritaban al unísono «España cristiana, nunca musulmana» o «España unida, no será invadida» mientras se colocaban alrededor del organizador del acto, Juan Antonio López Larrea y de una mujer, la encargada de iniciar los parlamentos.

Larrea, minutos antes de comenzar el acto explicaba que la protesta no se realizaba «contra religión alguna» y aseguraba que «comprendía» las correcciones impuestas por la delegación del Gobierno ya que «hay que cuidar la semántica y nosotros protestamos contra la cultura islámica porque integrar culturas antagónicas es imposible». Eso sí, lamentó el retraso de la convocatoria ya que «si hubiera sido justo después de los atentados de París hubiéramos tenido mucho más apoyo. Estoy seguro».

Sin embargo, ya en caliente y mientras realizaba el discurso, aseguró que el lema «legal» „el elegido para la convocatoria en aras de que delegación del gobierno autorizara el acto„ era «de parvulitos» a la vez que aseguraba que «ya hemos cumplido con la parodia que nos pidieron». Larrea, además, quiso mandar un claro mensaje, con datos incluidos: «En España hay una comunidad islámica que supera los dos millones de habitantes. Y su media familiar es de 4,6 hijos. Así que, en 25 años, esta cultura será mayoritaria en nuestro país. Y aquí, en un país democrático, las mayorías cambian las leyes». Los asistentes aplaudieron y vitorearon a su líder, alzando las banderas españolas.

Y es que el trasfondo de la protesta lo explicó, alto y claro, una mujer que, sin embargo, no quiso protagonismo alguno. La joven centró su discurso en los logros conseguidos en igualdad «que nadie nos va a hacer retroceder» porque España «no quiere radicalismos ni fanatismos». Larrea concluyó con la misma idea: «queremos defender la cultura occidental. No hay integración posible porque hay una barrera cultural imposible de soslayar».

Concentración en el Centro Cultural Islámico

Una hora antes de que la extrema derecha ocupara la plaza del Ayuntamiento, el colectivo «València entre totes» realizaba una concentración simbólica frente al Centro Cultural Islámico, ubicado en el barrio de Orriols. No hubo convocatoria alguna ya que los organizadores solo querían mostrar su apoyo a este colectivo. «Nos parece inaudito que se autorice una manifestación que ha sido anunciada con carteles antisemitas que atacan a la comunidad islámica», explicaron ayer fuentes de la organización. Por ello, tras conocer que la delegación del Gobierno autorizaba la protesta con una serie de condiciones, el colectivo decidió «mostrarle al colectivo agredido nuestra solidaridad y apoyo porque han sufrido pintadas en la sede y han visto el barrio de Orriols plagado de carteles que anunciaban la protesta». «Actuaríamos de la misma forma con cualquier otro colectivo que hubiera sufrido una agresión semejante», explicaron las mismas fuentes tras criticar, eso sí, que la extrema derecha desoyera las exigencias de la delegación del Gobierno. De esta forma, unas veinte personas se concentraron frente a la sede del Centro Cultural Islámico para que la comunidad musulmana de la capital «sepa que cuentan con todo nuestro apoyo y que no vamos a dejar que los amedrenten».