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Camals mullats

El cisne negro ha sido blanco

El cisne negro ha sido blanco

Se enteraron del terremoto por twitter. Indagaron en los periódicos digitales para verificar si era cierto, y lo era. Les dio pie para hablar de la fragilidad del ser humano, de la vulnerabilidad de nuestra civilización, de la trascendencia de lo inesperado. Llevaban un buen rato así. Ella recordó que cuando le vendieron su casa, entre sus muchas virtudes, el vendedor sacó pecho al contar que la había diseñado Escario y que era «antiterremotos». Estaba tan impresionado que no supo qué decir. Estallaron al unísono en una carcajada. Los terremotos no suceden todos los días. Son hechos improbables, impredecibles y de consecuencias imprevisibles. Sin embargo, esos «cisnes negros», de los que habla Nassim Nicholas Taleb en su libro del mismo título, son ahora cotidianos. Nos acostamos pensando que ya lo hemos visto todo, pero nos levantamos abriendo mucho los ojos para no perdernos nada.

Recordaba el otro día uno de mis tuiteros favoritos, @AndresGReche, «que, vamos a ver, es solo un ministro». Algo tan evidente, tan meridianamente claro, parecía olvidarse. ¡Va a venir!, ¡se reunirá con los empresarios!, ¡y hablará con nuestras autoridades!, ¡Montoro en Valencia! Trompetas y tambores: vino el alto cargo del gobierno, el que propone el presupuesto a ese mismo gobierno y lo lleva al parlamento; el que ha escurrido el bulto de la buena educación y la cortesía, huyendo de las citas con nuestros gobernantes y empresarios; el que ha rechazado en el parlamento propuestas de mejora de nuestra financiación. El que ha aprobado su último presupuesto como ministro. El que, aunque quisiera, poco o nada puede hacer por nuestras inversiones o financiación.

Tanta expectación presagiaba algo gordo. Pero ni gordo, ni flaco. Tal como vino se fue, supongo que en AVE, mientras aquí nosotros, seguimos tan mal financiados y endeudados. De la deuda impagable que arrastramos, una parte importante viene de la Copa América de Vela de 2007. Va a hacer ya ocho años. Fue algo increíble. Seguro que todos la recordamos con pasión. Llevo una semana preguntando a todo el que me encuentro que me recuerde quién la ganó, a quién, después de qué semifinal y nadie me ha sabido responder. Qué flaca es la memoria€

La Asociación Valenciana de Empresarios, que tanto ardía en deseos de cantarle las cuarenta al Ministro, encargó un informe hace unos años, a una prestigiosa multinacional, que estimó que la Copa generaría ciento diez mil empleos en cuatro años y un impacto económico de tres mil ciento cincuenta millones de euros. Ni de los euros, ni de los empleos, encuentro tampoco a nadie que me dé muchas señas. Pero fue todo tan hermoso€

A ella le pasó desapercibida la fantástica historia escondida en una página par del periódico. Él disfrutó contándosela. El cuadro se llamaba «Mujer dormida con jarrón negro» y el autor era Robert Bereny, un húngaro, desconocido para ellos, pero de trayectoria encomiable. Para uno de los decorados de la película «Stuart Little», una auxiliar de producción rescató un viejo cuadro que había comprado por cuatro perras en un mercadillo de Pasadena. En un pase televisivo de la película, un historiador que veía la película con su hija, descubrió sorprendido el cuadro desaparecido, en una toma, tras la cabeza de Hugh Laurie. Al parecer es una obra maestra. Cisne negro.

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