En el centro social Calor y Café, que atiende a personas drogodependientes que viven en la calle (incluido el hombre que falleció ayer), la existencia de plazas libres en los albergues cuando la ciudad atraviesa una ola de frío denota «que algo pasa». Y es que hay indigentes que no quieren trasladarse a ningún lugar para pasar la noche. «El año pasado atendimos 263 personas y el 80% vivía en la calle. Es decir, el colectivo es amplio y tiene necesidad de refugio, pero no hay espacio para ellos en los albergues porque no están dispuestos a cumplir las normas que les imponen», explicaron desde el centro tras reconocer que «es un colectivo que da problemas, sobre todo las personas alcohólicas». Sin embargo, añadieron que la solución pasaría por «analizar qué es lo que les produce el rechazo e intentar cambiarlo, aunque sea concentrándolos en algunos albergues que reúnan condiciones especiales. Si no, ¿qué hacemos con ellos?». m. ros valencia