Sesenta y ocho años después de serle impuesta a Francisco Franco Bahamonde la máxima distinción de las fiestas josefinas de aquella época, la insignia de diamantes, le fue retirada el pasado martes en el pleno de la Junta Central Fallera. Una iniciativa que partió de dos representantes de Esquerra Unida en el consejo del órgano rector fallero. Roberto Ruiz y Antonio Parrilla Sánchez argumentaron su petición, presentada el pasado mes de noviembre, en el cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica. El acuerdo, aprobado por unanimidad, deberá ser ratificado por la Asamblea de Presidentes el próximo martes. De aquella imposición al Generalísimo dio cumplida información la prensa de la época, que seguía al Caudillo en sus habituales visitas por todo el territorio español.

Corría el 12 de mayo de 1947, cuando Franco acompañó a la Virgen de los Desamparados «en su triunfal procesión por las calles valencianas, recibiendo el homenaje de universitarios y huertanos». La fallera mayor de Valencia en aquel momento, Amparito García, fue la encargada de colocarle el distintivo, creado de manera excepcional para «este caso histórico en nuestra fiesta», según el acta de concesión. «No era un bunyol», aclaran desde JCF, pues este tipo de reconocimiento, tal como existe en la actualidad, se creó con posterioridad. «En la estancia de Su Excelencia en la capital levantina», como rezaban los periódicos al día siguiente, además del reconocimiento fallero, visitó la factoría naval de Manises y el aeródromo, recibió «incesantes aclamaciones en los pueblos de la Albufera» y se le regaló «una plantación de arroz».

Al margen del relato histórico, aquel ensalzamiento del dictador pasados los años resulta intolerable ahora para los defensores de la Ley de la Memoria Histórica. Según Roberto Ruiz,«las Fallas no han de ser una excepción y como muestra que son de una sociedad plural y democrática deben de tomar también las medidas que están a su alcance». «El objetivo ha de ser de contribuir a lo que se indica en el preámbulo de dicha ley y que no es otra cosa que contribuir a cerrar las heridas todavía abiertas en los españoles y a dar satisfacción a los ciudadanos que sufrieron, directamente o en la persona de sus familiares, las consecuencias de la tragedia de la Guerra Civil o de la represión de la Dictadura», manifestaba Ruiz. Con la adopción de esta medida también se da cumplimiento al acuerdo adoptado en sesión plenaria del 28 de septiembre de 2012, mediante el cual el Ayuntamiento se comprometió a retirar todos aquellos símbolos franquistas que detectara y comunicaran los ciudadanos o los grupos políticos.

El coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica, Matías Alonso, se congratulaba e incidía en que la sociedad civil valenciana «demuestra una vez más ir por delante de sus gobernantes». «Ha bastado una proposición para que el pleno de la JCF haya accedido por asentimiento, sin nadie en contra», insistía Alonso. Un ejemplo que debería hacer reflexionar a las autoridades en su opinión. «Volvemos a pedir al Ayuntamiento de Rita Barberá que tome ejemplo de sus administrados haciendo lo propio con un Cuadro de Honores impresentable por estar infestado de personajes como el propio Franco», manifestaba.