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La mirada del jueves

La cuarta muralla

La cuarta muralla

Almoina, en los extremos se abrían cuatro puertas. Más tarde Pompeyo la mandó arrasar y fue en la época imperial cuando Valentia renació de sus cenizas.

Siglos después, en el año 714, al mando de Tarik los musulmanes conquistaron la ciudad y construyeron la muralla más perfecta y más hermosa de todo Al Andalus, con un foso anegado de agua, una barbacana y una muralla en la que se abrieron siete puertas. Los muros eran de tapial de gran perfección y contaban con una torre de mampostería cada 26 metros.

Esa muralla permitió resistir el duro asedio de las tropas de El Cid durante dos años, pero solo pudo soportar cinco meses de asedio de las tropas de Jaume I ya que las tropas cristianas habían aprendido mucho en las Cruzadas a Tierra Santa. Finalmente, el 9 de octubre de 1238, fiesta de Sant Donís, Jaume I hizo su entrada triunfal en Valencia. Desde entonces, Valencia conmemora oficialmente la reconquista. Todavía en la actualidad en recuerdo de los cohetes „les piuletes i els tronadors„ que desde arriba del Micalet se tiraban, los pasteleros valencianos los recrean con figuras de mazapán.

Las robustas murallas árabes fueron conservadas en la ciudad cristiana, pero cuando ésta creció, y arrabales y barrios quedaron extramuros, se hizo necesario construir un nuevo anillo defensivo. En 1356, durante el reinado del rey de Aragón Pedro IV el Ceremonioso, se construyó la nueva muralla cristiana. Contaba con alrededor de 3.000 casas en el interior del recinto amurallado, que seguía siendo de origen musulmán aunque emergía con fuerza una nueva clase dirigente cristiana.

Siglos más tarde, en 1865 la muralla cristiana fue ordenada derribar por el Gobernador Civil Cirilo Amorós. De las doce puertas que tenía la muralla cristiana de Valencia solo quedaron en pie las Torres de Serranos y las Torres de Quart, que fueron cárceles para nobles y caballeros. Ahora, a punto de ser aprobada la revisión simplificada del Plan General de Ordenación Urbana de Valencia, echamos en falta una nueva muralla „esta vez no defensiva sino verde„ que conecte parques y jardines con las zonas de huerta que aún existen en Valencia, esas huertas degradadas que tanto urge proteger.

Queremos una vía verde que permita coser el medio urbano a su entorno rural, un anillo verde que promueva itinerarios saludables a recorrer a pié o en bicicleta por todo el perímetro de una ciudad que ya ha crecido bastante a costa de su huerta y que ahora requiere de más espacios lúdicos que faciliten el desarrollo de hábitos saludables a sus ciudadanos. Conectar los diferentes distritos de la ciudad con ese gran paseo ajardinado sería una magnífica aportación al presente y al futuro de Valencia, como lo fue en su día resistir al intento de urbanizar el antiguo cauce del río Túria para convertirlo en un hermoso jardín, una de las ideas más interesantes del urbanismo valenciano, que fue reclamada por la ciudadanía con aquel grito de: «El riu es nostre i el volem verd».

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