Las Asociaciones de Empresarios de Discotecas y Pubs han denunciado el uso para macroconciertos de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. «Lo que en principio iba a ser la joya de la corona, centro de investigación y lugar de reconocimiento mundial, se ha convertido en un espacio para conciertos, fiestas, bodas y eventos de naturaleza lúdica festiva», apuntaban ayer desde Aediva y Aepub. «Durante todo el año estamos asistiendo a multitud de actos con innumerables problemas». «Todo ello, en un patrimonio público cultural no concebido para ello por la necesidad de rentabilizar y recaudar euros al precio que sea», incide Ramón Guijarro, del gabinete de control de la competencia desleal. Incide Guijarro en que no se trata de actividades con carácter esporádico, sino «continuadas en el tiempo». Apela también al cumplimiento de la Ley de protección acústica, y a las medidas de seguridad de la Ley de Espectáculos, «en un recinto que no se concibió para esto».

«Cualquier concierto espectáculo vacía los locales de ocio de la ciudad en especial las Discotecas y Pubs arrastrando millares de personas», manifiestan desde un sector que se siente muy «castigado». Además, ponen el dedo en la llaga sobre los «daños colaterales» que supone el consumo de alcohol en la vía pública, así como la suciedad y la «imagen patética del patrimonio cultural que tantos millones ha costado a los valencianos». Como en otras ocasiones, reiteran la «grave situación económica» que atraviesa el sector del ocio nocturno, con un IVA del 21 % «que para este tipo de conciertos no es aplicable, lo que, además se favorece con una ventaja competitiva al tributar al 10 %».

Las críticas no se quedan ahí y denuncian también «la permisividad a las fallas en el montaje de puestos de alcohol». «Este fin de semana se ha podido comprobar como se venden latas de cerveza, mojitos, cubatas, gin tonics, y todo tipo de bebidas alcohólicas con la complacencia de todos», exponen. El efecto botellón por distintas zonas de la ciudad y los lateros tampoco escapan a de sus reproches. «Venden latas por doquier, y en los Castillos de fuegos, los carros de venta de alcohol y comida, sin que se haya previsto ningún dispositivo para ello», señalan.