El candidato socialista a la alcaldía de Valencia, Joan Calabuig, se presentó ayer como la opción «dialogante y rigurosa, alejada de populismos y de demagogia», que si gana las elecciones municipales del próximo mes de mayo acabará con la corrupción y unirá a los valencianos en vez de separarlos. «En nosotros nadie encontrará revanchismo ni frentismo», dijo Calabuig durante su intensa conferencia en el Fórum Europa, donde reivindicó el legado de anteriores mandatos socialistas y el papel de la socialdemocracia moderna.

El acto, promovido por Nueva Economía Fórum, fue, de entrada, una puesta de largo del candidato socialista ante la sociedad valenciana, cuyos líderes empresariales, universitarios, culturales y políticos le arroparon en el concurrido desayuno del Hotel Astoria. Contó, así mismo, con un presentador de lujo, el expresidente socialista del Parlamento Europeo, Enrique Barón, quien destacó de su «amigo» «toda una trayectoria vital de servicio público» y su «evolución coherente» a la política local, que más allá de ciudades inteligentes necesita de «líderes inteligentes».

Pero por encima de todo, el acto fue una gran oportunidad para reivindicar el legado socialista, defender las potencialidades naturales de la ciudad, explicar su proyecto político y desgranar algunas de sus propuestas más significativas.

Legado socialista

Calabuig cree que el verdadero proyecto «modernizador» de esta ciudad fue obra de líderes socialistas como Pérez Casado, Clementina Ródenas y Joan Lerma, a los que hay que atribuir, recordó, la protección de l'Albufera, el Jardín del Turia, el IVAM, el Palau de la Música, la Ciudad de las Ciencias o el Parque Tecnológico. Se trata de proyectos innovadores que unidos a las «enormes potencialidades» de los valencianos permitieron una «transformación histórica de la ciudad».

El problema ha sido, según el líder socialista, los 24 años de gestión del PP, que pese a las inmensas posibilidades de la ciudad la ha llevado a «una situación de decadencia» muy por encima del resto de ciudades de España. Las políticas conservadoras, los recortes, el paro, la pobreza, las desigualdades entre personas e incluso entre barrios y la colas en los servicios sociales son la radiografía de «un modelo de ciudad agotado», aseguró Calabuig, que recordó que ni el Cabanyal, ni la T2, ni el Parque Central, ni el Túnel Pasante, ni la dársena han visto la luz. Lo que sí la ha visto ha sido la corrupción, que es la «imagen» actual de la ciudad.

Su alternativa, pues, es «una política dialogante, confiable, rigurosa y responsable, alejada de populismos y de demagogias». «No vamos a prometer lo que no podamos cumplir», porque «para recuperar la confianza de las instituciones hay que decir la verdad y actuar honradamente».

Calabuig cree que esta ciudad «no puede aguantar más un modelo fracasado, caduco y salpicado de abusos y corrupción que deteriora su reputación». De hecho, lanzó un mensaje muy directo al empresariado valencianos que quiera oirlo: «Aquí se han acabado los sobornos, los facilitadores y cosas por el estilo. Aquí tiene que haber seguridad jurídica, juego limpio y que los concursos los gane el mejor».

Eso sí, ese trabajo se hará, dijo, «sin revanchismo ni frentismo». «Creemos en la unión de los valencianos y no aceptaremos a quienes nos quieran dividir. Unos quieren enfrentar y nosotros elegimos la unión frente a la división, la Valencia de todos, de todos los colores y de todos los sentimientos», anunció.