Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

L´ullal

Por ser leal padezco mal

Por ser leal padezco mal

Se acabó la octava legislatura en las Cortes Valencianas, se han apagado sus voces, sus poemas para la despedida, sus lágrimas, incluso su declaración de amor urbi et orbe. Es momento de recordar de donde vienen las Cortes y hacia donde deben ir. Las Cortes Valencianas tienen como sede el Palacio de Benicarló, edificación del siglo XV de estilo gótico tardío que ha tenido múltiples usos e inquilinos. Fue casa de los Duques de Gandia. Más tarde, albergó la Escuela de Arte y Gramática. Posteriormente fue un pequeño teatro donde se representaba ópera italiana. En el siglo XIX fue fábrica de hilaturas. En 1937 pasó a ser sede del Gobierno de la República Española. Acabada la guerra, fue sede de la Jefatura Provincial del Movimiento y residencia oficial del Jefe del Estado en Valencia.

Como institución, les Corts datan de 1283 año en que se impuso al sucesor de la corona de Aragón la obligación de celebrarlas al inicio de su reinado. De este modo, se confirmaron como órgano fundamental del Reino de Valencia. Con anterioridad, en 1261, Valencia, junto con clérigos y nobles ya le hicieron un préstamo al rey Jaume I para confirmar sus fueros «la Costum de València». El compromiso del monarca consistió en no modificar los fueros, los usos y las costumbres de Valencia sin un acuerdo previo de los tres brazos de las Cortes.

La penuria económica de los monarcas obligó a las Cortes Generales de 1362 a acordar que el donativo ofrecido al rey por los componentes de la Corona de Aragón se repartiera de la siguiente forma: Aragón 60.000 libras, Valencia 53.000, Cataluña 122.000 y Mallorca 15.000. Durante el reinado de Martín el Humano se debatió mucho sobre la forma de recaudación: generalitats, tasa o repartiment. Finalmente, el rey se inclinaría por el impuesto de las generalitats. Como toda cantidad resultara insuficiente, en 1604, junto a la oferta anual de 100.000 libras, se acordó, mediante un nuevo compromiso de las Cortes, un donativo extraordinario de 300.000 libras. El desgaste de las Cortes Valencianas y la postración de la Valencia del XVII „fruto de aquella dinámica„ se confirmarían inevitablemente en 1626, cuando el Conde duque de Olivares obligó al Reino de Valencia a un donativo de 1.000.080 libras para poner al servicio del rey un ejército de 6.000 hombres. Se recaudaría por el sistema de tasas en función del número de casas habitadas. Convertido ya en «el reino leal», en 1645 las Cortes se comprometieron a aportar a la corona 1.200 soldados más con el único afán de continuar fieles y leales a toda costa, pagando con ello un elevado precio. Hoy, casi cuatro siglos después, cuando la VIII legislatura de las Cortes Valencianas pone fin a su andadura, los valencianos seguimos siendo un pueblo leal „no pregonamos a los cuatro vientos que España nos deba o nos robe„ pero esa lealtad merece ya un reconocimiento del Gobierno de España: ¡y qué mejor reconocimiento que una financiación justa para poder atender las necesidades reales de nuestra Comunidad! Ojalá que las Cortes de la IX legislatura hagan suya esa bandera y consigan el reconocimiento debido y que el pueblo valenciano nunca más tenga que entonar, como en La Celestina : que por ser leal padezco mal.

Compartir el artículo

stats