Ataviados con sus mejores galas, los vecinos, los integrantes de los 14 altares de Sant Vicent, los falleros y las distintas autoridades rindieron ayer homenaje al patrón de todos los valencianos: Sant Vicent Ferrer. El fervor que se vivió ayer llamó la atención incluso a aquellos que están más familiarizados con el mundo religiosos. «La ciudad está volcada con su patrón y el sentimiento que se vive hoy es muy cercano, se nota solo con estar en la calle», explicaba ayer Maria Leticia, una misionera de la Fraternidad de María, llegada de Brasil y que se encontraba viendo la ofrenda floral al santo en plena calle, acompañada de otras monjas integrantes de esta orden.

La jornada arrancó en la Catedral de Valencia, con una eucaristía oficiada por el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares. En la eucaristía participó la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, junto con concejales del consistorio y distintas autoridades civiles y militares, así como el rector de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir, Jose Alfredo Peris, y representantes de todas las asociaciones vicentinas.

Una vez finalizada la misa, tuvo lugar la procesión cívica con ofrenda de flores a San Vicente Ferrer. La comitiva realizó un recorrido desde la plaza del Ayuntamiento hasta la Casa Natalicia del santo, que fue ayer uno de los lugares más visitados. Poco a poco, los integrantes de los 14 altares valencianos, y de diversas fallas, fueron llenando de flores el tapiz floral y la Casa Natalicia del santo. Mientras, vecinos y turistas miraban el acto con curiosidad. Ni Manuel Almonacid ni su mujer, Maria Ángeles Navarro habían celebrado nunca Sant Vicent Ferrer en la capital del Túria. Y es que el matrimonio, natural de Requena, se encontraba ayer en la ciudad «casi por casualidad» y se mostraban sorprendidos en la ofrenda floral. «Estamos aquí porque un familiar venía desde Marruecos y hemos pasado aquí unos días. El acto es muy bonito y nos ha sorprendido porque nunca habíamos estado y no sabíamos que la ciudad se volcaba tanto con el patrón», aseguraron. A su lado, los familiares de diversos «vicentinos» se hacían paso entre la multitud para fotografiar a los más pequeños „vestidos de época y simulando escenas de Sant Vicent ya que son los integrantes de los «miracles» que se representaban por motivo de la fiesta„ y también a los más mayores, vestidos de gala. Ellas, con mantilla y vestidas de riguroso negro. Ellos, con traje. Todos dispuestos a rendirle honores al patrón. Al finalizar el acto, una «mascletà» puso el broche de oro a los actos de la mañana.

Ya por la tarde, a las 19 horas, se celebró la tradicional procesión general con las asociaciones vicentinas que partieron de la Catedral por la Puerta de los Hierros con la imagen del patrón. En la procesión, miembros del Altar del Mar llevaron la reliquia del santo donada al Colegio Imperial de Niños Huérfanos San Vicente Ferrer.

La procesión continuó hacia la calle de la Paz hasta llegar a Capitanía General, antiguo convento dominico donde residió Sant Vicent Ferrer. Posteriormente, siguió hacia la Casa Natalicia del santo, realizó una parada en la iglesia de San Esteban y regresó, de nuevo, a la Catedral para dar poriconcluido el día vicentino.