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Los contrastes de la ciudad

De la sencillez de Goerlich al despilfarro

La fuente del Pla de la Saïdia procede de la reforma de la plaza del Ayuntamiento de 1933 - La entrada a Valencia por la avenida Cataluña continúa su degradación

De la sencillez de Goerlich al despilfarro

­Era y es una de las fuentes más sencillas de la ciudad, pero precisamente sus trazos simples y su perfecta funcionalidad la convierten en una de las más bonitas de la ciudad. Ubicada actualmente en el Pla de la Saïdia, pocos han reparado en su valor histórico. Posiblemente porque ningún responsable político ha pensado que estaría bien contar en un pequeño panel de donde procede. Lleva la firma de Javier Goerlich Lleó, arquitecto mayor de Valencia entre 1931 y 1956.

Goerlich fue el autor de la reforma de la plaza del Ayuntamiento entre 1931 y 1933, en la que ideó un patio circular subterráneo para los puestos de ventas de flor. En medio colocó una sencilla fuente circular de donde los floristeros se abastecían de agua. Un plato del que surge un pequeño chorro que cae sobre su base. Sin embargo, aquella remodelación indignó al gremio que a regañadientes estuvo instalado unos años en aquel sótano, hasta que en 1961 se eliminó el espacio. La fuente fue trasladada al Pla de la Saïdia, junto al río, ubicada entre una maraña de viales. Aún así, descubrirla es toda una conquista.

No una, sino tres fuentes se construyeron en el acceso a Valencia de la avenida Cataluña. Tres fuentes, dos rotondas, dos túneles y hasta un mirador de 45 metros que apenas funcionó unas semanas y que al Ministerio de Fomento le costó 24 millones de euros en 2009. Hoy, seis años después, su aspecto es desolador. La suciedad se acumula en las balsas, el óxido se come los elementos metálicos, la maleza crece donde había plantas y solo quedan cuatro de las 11 palmeras que se plantaron. El Ayuntamiento de Valencia se escudaba en que la obra socialista debía ser reparada como condición para que el consistorio se hiciera cargo de su mantenimiento. No había sintonía política. Ahora, que se supone que la hay, tampoco se soluciona su abandono.

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