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El Grau rechaza las propuestas del Festival Mare Nostrum para minimizar su impacto

La organización plantea mayor control del ruido y de la limpieza, pero los vecinos mantienen su oposición

Sin acuerdo. Así acabó ayer la primera reunión entre los organizadores del Festival Mare Nostrum y la Asociación de Vecinos de El Grau-Port, que se sentaron para buscar soluciones que minimicen el impacto del evento musical que se celebrará el 11 y 12 de julio. Desde la organización del certamen de música electrónica se buscaba ayer un acercamiento con los vecinos, que vienen reclamando desde el verano pasado que no vuelva a repetirse la cita en las instalaciones de Adif junto al puerto. El exceso de ruido y la suciedad acumulada en la zona son los principales reproches de la asociación que preside Jesús Vicente Andrés, por lo que desde Mare Nostrum se les trató de garantizar que el telón se bajará a las doce de la noche, dos horas antes que en la primera edición. También que se extremará la limpieza, con la instalación de urinarios y la contratación de personal extra para retirar los residuos que se generen. No ha sido suficiente.

Los vecinos, tal como quedó patente ayer, están dispuestos a seguir con su reivindicación para que el Festival Mare Nostrum no se celebre. A tal efecto, no descartan convocar una asamblea donde abordar las propuestas de la organización, aunque a día de hoy la negociación parece improbable. «No podemos dejar que nuestro barrio se utilice para este tipo de eventos, por eso nos oponemos totalmente», incidía Jesús, quien pese a ello aseguraba que la toma de contacto entre todas las partes había transcurrido «en un ambiente de cordialidad y educación». «Desde el ayuntamiento se nos prometió que no habría más festival este año y no se nos puede manipular de esa manera», apostillaba. Lo cierto es que pese al compromiso municipal, se llevan ya más de 27.000 entradas vendidas. «Estamos hartos de engaños y con la sensación de una enorme impotencia», reiteraba Jesús, quien adelantaba que insistirán para reunirse con los responsables de la Conselleria de Gobernación, que es quien finalmente concede las autorizaciones para este tipo de festejos.

«Evento cultural, no botellón»

Los responsables del Festival Mare Nostrum entienden «la quemazón» de los habitantes de la zona, de ahí su intento por alcanzar una «entente cordiale». Explicaban ayer que incluso han realizado varios estudios sobre la proyección del sonido, para modificar la ubicación de los aparatos amplificadores. Se aprestaban a señalar, también, que los vecinos han tenido las experiencias de festivales que solo «iban a ganar dinero», mientras que ellos invierten «en un sistema de aforo a tiempo real con código de barras». «No se trata de un un botellón sino un evento cultural para Valencia, con 500.000 euros de inversión, que beneficia a los hosteleros y tiene un gran impacto económico», manifestaban.

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