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Un molino-museo escondido en la huerta

El Agromuseo del antiguo molino de Vera exhibe infinidad de piezas donadas por los labradores y seis años después de su inauguración sigue siendo un gran desconocido

Un molino-museo escondido en la huerta

Azadas, básculas, máquinas de aceite, planchas de hierro, faroles, capazos de esparto, lecheras, jaulas de caracoles, fotos antiguas y más de 850 botijos son algunas de las piezas que forman parte de la colección del molino-museo ubicado en un recodo del camino de Vera, pared con pared de la ermita del mismo nombre. Ambos edificios son propiedad de la Universidad Politécnica de Valencia y se encuentran en medio de la huerta de Vera.

Aunque lleva varios años abierto, el agromuseo es un gran desconocido. Quiene más lo visitan suelen ser investigadores y estudiantes. El edificio alberga una biblioteca especializada en agricultura con casi 8.000 volúmenes pertenecientes a distintas colecciones, entre ellas, la del ingeniero Pascual Carrión, padre de reforma agraria y fundador de la Escuela de Enología de Requena.

El origen del molino de Vera se remonta a la época del Repartiment. Los marqueses de Malferit se hicieron con la propiedad del molino, la ermita y la huerta del entorno.

El molino tenía cinco muelas y era de los más importantes de la acequia de Mestalla, donde en 1915 funcionaban hasta 16 molinos, donde se producía la harina para la elaboración de pan y piensos para el ganado.

El edificio, próximo al barranco del Carraixet, quedó arrasado durante la riada de 1957 y quedó fuera de uso hasta que la familia lo vendió al ayuntamiento por 12.000 euros. El consistorio lo ofreció a la Universidad Politécnica para que instalase un centro agrocultural relacionado con la huerta. La restauración del edificio, que costó dos millones de euros, fue asumida por la Conselleria de Agricultura.

La restauración ha permitido mantener en funcionamiento el molino hidráulico, que antiguamente funcionaba con el agua de la acequia de Mestalla y que en la actualidad se mueve con el agua de un «ullal» que brota en la misma base del molino. El director del museo, el catedrático de la Escuela de Ingenieros Agrónomos Juan Gisbert, asegura que «la verdadera joya del museo» es el molino, que sigue funcionando.

La Generalitat ofreció a la UPV la posibilidad de incluir el Agromuseo en el circuito cultural de la ciudad, pero sus responsables descartaron esta posibilidad. Para poder visitar el molino, que también es un lugar de dedicado al estudio y la investigación, es necesario concertar visita previa. Las características de la colección, donde las piezas se exhiben sin vitrinas, hacen dificil abrirlo al gran público, explica el director del museo.

El Agromuseo, que cuenta con una sala de juntas y otra de proyecciones y es también espacio para la lectura de tesis doctorales, se ha creado a partir piezas cedidas por los agricultores, que el museo repara y exhibe durante un periodo de cinco años, concluido el cual sus propietarios pueden volver a reclamarlas.

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