El PP dinamitó ayer la inevitable decisión de retirar la medalla de oro de la ciudad a Francisco Franco añadiendo a la propuesta final un pronunciamiento paralelo sobre la situación política en Venezuela. Ni se trató en la Comisión de Cultura cuando se aprobó la retirada de la medalla, ni se anunció en la Junta de Portavoces ni se comunicó a la oposición antes del pleno, por lo que la medida fue una sorpresa a la que los dos concejales de EUPV respondieron abandonando el pleno, Compromís negándose a votar y el PSPV eludiendo la «provocación», aunque todos denunciando la argucia del equipo de Gobierno de Rita Barberá y sus reticencias reales a pronunciarse contra el dictador.

Después de muchos años reclamando la retirada de la medalla de oro que el Ayuntamiento de Valencia le concedió a Franco en 1942, todo parecía indicar que ayer era el día definitivo. La Comisión de Cultura le había dado su visto bueno unánime y parecía, pues, que lo de ayer era un mero trámite. Pero no fue así.

Al llegar al punto 18 del orden del día, desde la mesa se anunció una enmienda de adición incluida por el PP en la que se proponía, dentro del mismo expediente, «manifestar su solidaridad con el pueblo venezolano reclamando el respeto a los derechos humanos y los derechos políticos». Se proponía, así mismo, «la repulsa a los reiterados ataques e insultos a las instituciones de nuestro país por parte de las autoridades venezolanas».

No es nada extraño, pero no era el momento. No tiene nada que ver una cosa con la otra, es una muestra más de la resistencia del equipo de Gobierno a cumplir la Ley de la Memoria Histórica, pensaron los grupos de la oposición, empezando por EUPV, cuyo portavoz, Amadeu Sanchis, expresó su sorpresa por esta enmienda y abandonó el pleno con su compañera de grupo Rosa Albert. Lo ocurrido ayer, opina, es «una muestra del autoritarismo del PP», incapaz de resolver este asunto por si sólo e introducir un asunto internacional sin avisar a la oposición». «Esperamos que ésta haya sido la última mala faena de la señora Barberá», añadió.

En la misma línea, y en medio de la indignación general, la concejala de Compromís Pilar Soriano lamentó tener que terminar así la legislatura. «Cuando por fin Valencia puede ser una ciudad democrática, nos encontramos con esta propuesta», dijo la concejala, quien se preguntó «qué tiene que ver el régimen venezolano con la dictadura de Franco». No obstante, advirtió al PP que si su intención era decir la última palabra en este asunto se equivocaban, porque «la última palabra la tiene la ley».

También protestó el concejal socialista Salvador Broseta, aunque en su caso prefirió no dar protagonismo a la enmienda y advirtió que «no iban a perder la cara a uno de los hitos más importantes del mandato». Por encima de todo, dijo, «estamos de enhorabuena porque quien arrebató la democracia a los españoles ya no tiene la medalla de oro».

Ante esta avalancha de críticas, el portavoz del PP, Alfonso Novo, explicó que era «un buen momento para hablar de democracia, justicia y libertad». Tras recordar que si no quisieran aprobarlo hubieran impuesto su mayoría, Novo recordó que Franco está muerto y que sus preocupaciones son las necesidades de los ciudadanos. «Con Venezuela hablamos de hoy y de mañana, de una persona que se salta los derechos a la torera».

Al final, EUPV se quedó fuera, Compromís se negó a votar y el PSPV votó a favor de la enmienda.