Las manchas blancas detectadas en el tambor de la cúpula de la Basílica de la Virgen ya tienen una explicación. Según fuentes del Arzobispado, la «anomalía» que presenta el edificio patrimonial no responde a humedades, sino a un «desconchamiento» de la «capa de mortero fino de cal „empleado originalmente para las juntas entre los ladrillos„ que se ha deteriorado por causas ambientales, higrotérmicas y mecánicas». Así lo asegura el estudio que encargó la Fundación para la Restauración de la Basílica de la Virgen de los Desamparados tras la denuncia de la plataforma cívica Paco Leandro que alertó de la aparición de unas manchas blancas en el edificio patrimonial.
El estudio está basado en dos informes de los que son autores el arquitecto Ignacio Bosch, encargado de la restauración de la cúpula de la Basílica, y el doctor arquitecto Alvaro Gómez-Ferrer junto con la arquitecto Natalia Gómez-Ferrer Lozano, según indicaron fuentes del Arzobispado.
«No se trata de un problema de humedades internas, sino de desconchamiento de la capa de mortero fino de rejuntado de la fábrica», explica el informe de los arquitectos Gómez-Ferrer, que insiste en que «tampoco se manifiestan humedades en la superficie exterior de los muros que pudieran deberse a una eventual penetración de agua por el anillo pavimentado superior del tambor con piezas de barro». Y es que, la eliminación del anillo de la cúpula generó inquietud en diversos expertos que apuntaban que éste pudiera ser el origen de la aparición de manchas blancas debido a filtraciones de agua. El estudio encargado por la Fundación para la Restauración de la Basílica niega, sin embargo, esta posibilidad.
Ahora bien. ¿Qué son las machas blancas aparecidas en el tambor de la cúpula de la Basílica? Según el informe presentado en el templo, «parte de los colores blanquecinos que se aprecian desde el exterior en el tambor de la Basílica son debidos a eflorescencias exteriores que pueden haber acelerado el proceso de desconchamiento del mortero, si bien no parecen ser la causa inicial de ello», detalla el estudio presentado por Gómez-Ferrer.
Por su parte, el informe del arquitecto responsable de restaurar la cúpula de la Basílica hace diez años, Ignacio Bosch, reitera, respecto a las manchas blancas, que no son algo nuevo. «Los deterioros actuales han visto favorecida su aparición repetitiva a lo largo de su historia», asegura Bosch en un informe. Además, también atribuye las manchas blancas a la «escasa dimensión de la capa de mortero y su realización, al menos diez años después de que se iniciará la construcción del ladrillo, algo que sin duda, ha impreso a la junta de mortero una alta debilidad».
El arquitecto Ignacio Bosch, además, precisa en su estudio que «la concentración de sulfatos y oxalatos» en la superficie afectada, «proviene del 'detritus' de palomas y de la contaminación, que ha reducido notablemente la porosidad del mortero, favoreciendo la concentración de sales en su interior, en la unión con el hormigón».
