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Guerra Civil

La batalla de los hospitales de Valencia

La ciudad llegó a tener una veintena de centros sanitarios que fueron insuficientes para atender el alud de refugiados y heridos de guerra

La batalla de los hospitales de Valencia

«Las autoridades sanitarias de Valencia hicieron durante la Guerra Civil un gran esfuerzo presupuestario y humano para crear hospitales y abastecerlos, pero por mucha previsión que haya ningún sistema sanitario puede soportar el alud de soldados heridos y de miles de refugiados civiles, en muchas ocasiones enfermos, que comenzó a llegar a la ciudad a partir de 1937». Destaca el doctor en Medicina y Cirugía Xavier García Ferrandis (Valencia, 1974), que presenta hoy en la Fira del Llibre el ensayo L'assistència Sanitària a la ciutat de València durant la Guerra Civil que le acaba de publicar la Universitat de València (UV).

Este investigador en salud pública y profesor de la Universidad Católica de Valencia (UCV), señala que el Cap i Casal llegó a albergar una veintena de hospitales durante la Guerra Civil. Los dos más grandes eran el Hospital Provincial, entonces en la hoy Biblioteca de Guillem de Castro, y el Hospital Militar, a la sazón en el actual museo San Pio V, con 600 y 700 camas respectivamente. Sólo en enero de 1938, coincidiendo con la ofensiva republicana sobre Teruel, ambos llegaron a ingresar 2.000 soldados heridos procedentes del frente.

El autor describe dos fases en la constitución de la red sanitaria de la ciudad más importante „junto con Barcelona„ de la retaguardia republicana. Una primera «revolucionaria» en la que, ante la descomposición de la República tras el golpe de Estado de julio de 1936, los partidos del Frente Popular ocupan el vacio de poder creando sus propios hospitales para milicianos, los llamados hospitales de Sangre, «lo que provocó la dispersión de recursos y personal sanitario». La segunda, que arranca con la instalación en Valencia del Gobierno republicano en noviembre de 1936, pasa «por la centralización» e incluye el decreto de enero de 1937 de militarización de los hospitales civiles de más de 300 camas y el cierre del resto.

La ciudad llegó a tener 9 hospitales de sangre. Tres de ellos contaban o superaban las 300 camas: el que organizo Esquerra Republicana tras incautarse del Instituto Ginecológico del doctor Manuel Candela, la actual Casa de Salud; el Pasionaria fundado por el PCE en el colegio de los Salesianos de la calle Sagunt, y el Hospital Blanquer de Benicalap habilitado en el convento de la Presentación de la actual avenida Peset Aleixandre.

También se crearon cuatro hospitales especializados: de Refugiados, Infecciosos, Neurológico y el Antitracomatoso infantil de Campanar. Aunque todos ellos sucumbieron a la masificación, quizás la situación más desgarradora sea la de este último, ubicado en la Escuela Parque incautada al Patronato de la Juventud Obrera (PJO) que entonces se levantaba en la parcela que ocupa Nuevo Centro. «Con capacidad para tratar a 50 niños, llegó a albergar a más de 200 que eran atendidos por un único médico», relata García Ferrandis.

Las enfermedades infecciosas como el tracoma, cuya bacteria puede provocar ceguera, e igualmente la tuberculosis y el tifus, están asociadas a la pobreza. Causaron estragos en aquella Valencia en guerra donde la población local „ en su mayoría niños, ancianos y mujeres„ compartían miserias y hambre con los refugiados llegados en masa principalmente de Madrid y Málaga. En aquellos tiempos preantibióticos, el hacinamiento de los hospitales de Valencia allanó el terreno para que los bacilos de Koch y Eberth aceleraran el colapso de la sanidad republicana.

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