Silencio. Eso es lo que ha obtenido la Asociación de Campaneros Artesanos Ibéricos de sus escritos presentados ante el responsable de patrimonio del Arzobispado, ante el departamento de patrimonio de la Diputación, ante el president de la Generalitat, ante la Conselleria de Economía, Industria, Turismo y Empleo, ante el diputado de Cultura de la Diputación y ante el presidente del mismo organismo. Las gestiones realizadas verbalmente o por correo electrónico a estas y otras entidades son innumerables, aunque siguieron la misma vía: la callada por respuesta.
Y eso que el tema no es baladí. La asociación se puso en contacto con las diferentes Administraciones ante la rotura de la campana «El Jaume», una de las más grandes y de las más antiguas del Micalet, que data de 1429. La campana se desplomó el pasado 25 de diciembre en pleno volteo manual y está pendiente de una intervención de la que se sabe más bien poco. Nadie quiere hablar. Ni tan siquiera los responsables del mantenimiento y del toque de campanas: Campaners de la Catedral.
Quien sí ha hablado, alto y claro, ha sido la Fiscalía Provincial de Valencia. Y es que, ante el silencio de las Administraciones, la Asociación Campaneros Artesanos Ibéricos „junto al partido Renovación Política„ presentó una denuncia en la Fiscalía. Era su último cartucho. El 7 de abril el ministerio público comunicó que ha abierto diligencias de investigación penal y ha asignado a un fiscal instructor para que investigue el caso sobre un supuesto delito contra el Patrimonio Histórico.
En la denuncia presentada, el presidente de la Asociación Campaneros Artesanos Ibéricos, Vicente Casañ, asegura que la rotura de «El Jaume» se debía «a una serie de cambios en la estructura de la campana» que podrían, además, suponer un «delito sobre el Patrimonio Histórico» ya que «se ha podido vulnerar el artículo 36 „la utilización de los bienes declarados de interés cultural, así como los bienes muebles incluidos en el inventario general, quedará subordinada a que no se pongan en peligro los valores que aconsejan su conservación„ y el 39, que reza: Las restauraciones de los bienes a que se refiere el presente artículo respetarán las aportaciones de todas las épocas existentes».
La entidad denuncia en el escrito que los cambios que «desvirtúan» la mencionada campana se concretan en : «Colocación de herrajes hasta el brazo (tradicionalmente atravesaban todo el yugo); Sustitución de las garras y sustitución del badajo tradicional por uno de golpeo de punto fijo. Pero ahí no queda la cosa. La entidad consultó a una empresa especializada de Alemania (Lachenmayer) y la resolución afirma que el incidente «y la rotura de las asas de la campana podía supuestamente haberse debido a un mal mantenimiento de la misma y del yugo ya que las tuercas aflojadas producen desgastes por fricción en la corona». De hecho, esa misma denuncia ya la realizó Casañ en 2004 ante el responsable de patrimonio del Arzobispado al entender que el mantenimiento realizado a las campanas del Micalet «no era el adecuado» y podría acarrear problemas. Ese escrito también quedó sin respuesta. Pero Vicente Casañ no ha estado solo en su lucha por la preservación de «El Jaume» y junto a Vicente Cloquell (doctor en Ingeniería Industrial) y Vicente Mesa (investigador de toques tradicionales) pidió permiso para poder revisar la campana rota y esclarecer las causas que podían haber originado el accidente. Tampoco hubo respuesta.
Por último, en el escrito de denuncia presentado en Fiscalía, Vicente Casañ le advierte al ministerio público de las empresas que llevaron a cabo los diferentes cambios realizados en la estructura de la campana «por si se precisa de un informe pericial». Y es que más vale prevenir que curar.
