Llegó el cardenal y mandó cambiar. Siete meses después de que Antonio Cañizares tomara posesión como arzobispo de Valencia, la curia de la diócesis se reorganiza a fondo. El papa Francisco anunció ayer el nombramiento de Esteban Escudero, actual obispo de Palencia, como nuevo obispo auxiliar de Valencia. Después de cinco años como prelado titular de la sede palentina, Escudero, de 69 años, regresa a su archidiócesis natal, de la que ya fue obispo auxiliar entre 2001 y 2010 con Agustín García-Gasco y Carlos Osoro. Ahora pasa a reforzar el gobierno pastoral del cardenal Cañizares. Además, el arzobispo de Valencia hizo ayer otro anuncio de calado: el pontífice ha autorizado su petición de enviar otros dos obispos auxiliares más para la archidiócesis de Valencia. En los próximos meses se harán efectivos estos nombramientos, añadió.

La decisión del regreso de Escudero es poco usual: un obispo titular que acepta bajar un escalón y volver a ser obispo auxiliar. La versión oficial dice que Antonio Cañizares pidió al papa expresamente la llegada de Esteban Escudero, gran conocedor de la realidad valenciana, para ayudarlo en su gobierno eclesiástico. El papa lo aprobó. La Congregación para los Obispos solicitó a Escudero que presentara su renuncia a la sede de Palencia. Ésta fue aceptada y luego se efectuó el nombramiento, publicado ayer. A esa versión cabría añadir cuestiones familiares que Escudero podrá atender mejor desde Valencia.

Fin de una anomalía

La llegada de Escudero pone fin a una situación anómala. Desde 2013, la diócesis de Valencia estaba huérfana de obispos auxiliares. Esto no ocurría desde 1903. De hecho, desde 1971 hasta la salida de Escudero en 2010, el arzobispo de Valencia siempre había mantenido entre dos y tres obispos auxiliares.

Ahora, con la inminente llegada de otros dos nuevos birretes auxiliares aparte de Escudero (vuelven a sonar en las quinielas Vicente Fontestad, Juan Miguel Díaz Rodelas o José Máximo Lledó), la jerarquía eclesiástica valenciana se recompone: habrá un cardenal-arzobispo y tres obispos auxiliares. Como en la mejor época de García-Gasco. Será entonces cuando Cañizares empiece a pilotar la reorganización a fondo de la diócesis para su principal objetivo: la reevangelización de la sociedad.