Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los contrastes de la ciudad

El silencio como premio o castigo

La plaza Correo Viejo es un un refugio del tráfico de la ciudad - En Moro Zeit los solares ganan a las casas

La pequeña fuente protagonista en la plaza del Correo Viejo. f. montenegro

­La plaza del Correo Viejo es una de las más antiguas de la ciudad. Aparecía ya en los primeros planos de 1704 que elaboró el padre Toscá. Los siglos han pasado y continúa conservando su esencia. Es un lugar tranquilo, que casi por arte de magia engulle el bullicio de la ciudad y el silencio se convierte en el mejor aliado del paseante.

Una pequeña fuente decora el centro de la plaza y es un ejemplo del aprovechamiento de los recursos públicos, pues se construyó a base de elementos que yacían almacenados en alguna dependencia municipal. Quizá el remate de mármol blanco desentona con los cuatro surtidores con cara de león realizadas en bronce.

El nombre de la plaza se debe a que en ella, hacia 1500, estaba la estafeta en la que se recogían las cartas, pese a que no fue hasta dos siglos después cuando el servicio de correos se organizó de manera oficial. A la plaza del Correo Viejo se puede acceder por la calle Álvarez o el Carrer dels Valencians, en el barrio de La Seu. Las grandes casonas envuelven este coqueto emplazamiento con aire señorial y aromas del pasado de la ciudad. Llama la atención la estrecha fachada de la Sacristía de San Nicolás, ejecutada en ladrillo visto, y que no es sino la continuación de la iglesia del mismo nombre.

En la calle del Moro Zeit los silencios son más inquietantes. Son cómplices de la destrucción. En el cruce con Murillo y Santa Teresa, el viandante encuentra un páramo, un solar en el que singulares construcciones, como el Teatro Princesa, se vinieron abajo o fueron pasto de las llamas antes que la burocracia consistorial elaborara un plan para salvarlas. Estamos en El Mercat, donde otros espacios yermos similares rompen la armonía del barrio e impiden la recuperación del centro histórico de la ciudad.

Una pintada muy elocuente describe la situación del solar que hoy sirve como aparcamiento para los vendedores del Mercat Central: «Decay. Ruin. Are you dead?», es decir «Decadencia. Ruina. ¿Estás muerto?», invita a reflexionar. Si giramos nuestra cabeza, la desolación de los solares la podemos encontrar en la calle de la Cardà y otras adyacentes. ¿Acaso esta es la imagen que el centro quiere proyectar al turismo?

Compartir el artículo

stats