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Divagaciones

Sábado de reflexión

Sábado de reflexión

Es sábado y mi mirada se detiene en estos interesantes momentos. Pese a una aparente e imperfecta normalidad de años de democracia, a veces se nos olvida la oscura y larga noche que fue la dictadura. Años de falta de pluralismo político, que llevaron a los constituyentes de 1978 a propugnarlo como valor superior del ordenamiento jurídico, junto con la libertad, la justicia y la igualdad. La controvertida transición fue difícil y compleja, con ruidos de sables incluida, que no contentó a todos, pero en la que cada uno cedió parte de sus convicciones para llegar a un pacto que nos sacara de aquellos grises años. Ahora hay expectación y el ciudadano reflexiona. Sus pensamientos se convierten en extraños rayos que chocan contra tantas promesas que se deshacen en el aire cual si fueran pompas de jabón. Muchas dudas y detenidas consideraciones sobre a quién votar como los indecisos. Hay algunos desencantados y hartos que pasan; los hay dogmáticos y fieles, esos no dudan; también están los dispuestos a abrazarse a un opción de nuevo formato y finalmente los votantes que ocultan su opción, que no son indecisos y que pueden ser decisivos en estas elecciones.

Al final todo se reflejará en la frágil urna de la democracia. Vivimos tiempos de fresca ruptura, dónde han emergido nuevos partidos y bienvenidos sean a esta fiesta que debería ser la democracia. Que callen las voces faltonas, que no miren solo hacia su único espacio; que se acepten unos a otros y miren todos, desde sus diferentes caminos, hacia la misma dirección, y que salga quien salga, haga honor a sus conciudadanos, que no tengan que volver a rehuir la mirada para seducir de nuevo cuatro años después. Que no se teman los pactos, porque hacer política es el arte de negociar y los pactos son a veces necesarios, aunque conlleven, extraños compañeros de viaje. En una jornada de reflexión los sentimientos y las sensaciones pueden ser de índole muy diversa. Tienen la magia de las vísperas, como son las de antes de partir de vacaciones, de huir a un deseado viaje o la del día de reyes de la ingenua infancia€ que esa magia no la haga añicos la corrupción, o la ausencia de expectativas.

Que la jornada de reflexión alcance también a los candidatos, que reflexionen sobre lo que han dicho estos días de atracarse de muchedumbre militante. ¡Ay! de los que aprovecharon el escenario electoral para solo rajar y no aportar medidas y soluciones€ que esta noche también voten en Eurovisión€ Las campañas electorales, son quizá necesarias, pero tediosas y caras; con las ficticias y ridículas aptitudes que los políticos adquieren en esos días de recorrer el país y abrumar al personal. Pero lo importante es a la hora de gobernar que no olviden los dramas sociales: el desempleo las pérdidas de derechos y libertades, la precariedad€ y esa forma absurda de eludir la corrupción. Imagino si los partidos políticos hicieran sus deberes como estudiantes aplicados durante los cuatro años y que fueran calificados por el tribunal ciudadano€ Imagino a Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Iglesias, Rosa Diéz€ Por estos lares, igual con Rita Barberá y Alberto Fabra, a Ximo Puig y Joan Calabuig, a Fernando Giner y Carolina Punset, a Antonio Montiel o Jordi Peris, a Mónica Oltra y Joan Ribó, o a Amadeu Sanchis e Ignacio Blanco esperando inquietos su calificación€ Perdónenme. Y es que en una jornada de reflexión, como he dicho, los sentimientos o las sensaciones pueden ser de índole diferente, pero que no cunda el desánimo. El pueblo soberano está en capilla.

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