El servicio de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento de Valencia ha dado luz verde al primer derribo en el ámbito del Bien de Interés Cultura del Cabanyal „concretamente en el número 265 de la calle José Benlliure„ tras el desbloqueo de las licencias de obras y actividades. El gobierno de Rita Barberá empezó a desbloquear a principios de mes las licencias en el barrio, paralizadas desde 2009 en aplicación estricta de la orden ministerial que declaró expolio el plan de la prolongación de Blasco Ibáñez. El desbloqueo llegó, en vísperas de elecciones, tras un informe del Ministerio de Cultura que avalaba el levantamiento de la suspensión cautelar de licencias. Es más, cuestionaba al gobierno local por haber aplicado este bloqueo generalizado de licencias.

El gobierno de Barberá desbloqueó antes de elecciones varias licencias de rehabilitación, pero ninguna de derribo.

El Ayuntamiento de Valencia tenía medio centenar de licencias paralizadas desde hace más de cinco años. Una situación que había agravado el deterioro urbanístico y social en el Cabanyal.

Aunque el líder de Compromís y posible nuevo alcalde, Joan Ribó, ya ha anunciado que el plan del Cabanyal y la controvertida prolongación de Blasco Ibáñez quedarán derogados, el gobierno de Rita Barberá sigue adelante con la tramitación del plan, al menos, en lo que al desbloqueo de las licencias se refiere.

Según la resolución del concejal de Disciplina Urbanística, Carlos Mundina, que autoriza la demolición del inmueble de José Benlliure, la licencia fue solicitada en junio de 2014. El edificio está en la zona Bien de Interés Cultural por lo que el ayuntamiento le dio entonces la licencia pero la paralizó en aplicación de la orden ministerial de expolio que conminaba al consistorio a revisar el plan urbanístico para respetar los valores históricos y patrimoniales del barrio. Ahora, el gobierno local desbloquea esta licencia argumentando que el inmueble se encuentra en la zona BIC pero no dentro del ámbito de la revisión del plan de reforma interior del Cabanyal impulsado por Rita Barberá en junio del año pasado y todavía pendiente de aprobación. La modificación que propone la aún alcaldesa rebaja alturas y corrige alineaciones para intentar minimizar el impacto de la nueva avenida sobre el barrio de pescadores, si bien el Ministerio de Cultura aún no ha dado luz verde.