Pasado mañana celebrará su primer «cumplesiglo» el prestigio otorrinolaringólogo doctor Fernando Antolí-Candela Piquer, que alcanzó la fama y popularidad también como pintor y escultor bajo el pseudónimo de Antonio Sacramento. En su profesión médica hemos dicho alguna vez que tuvo «sus huertos» y en las Bellas Artes? «su jardín».

Este destacado personaje nació en Valencia el 3 de junio del año 1915. Al tiempo que alcanzaba su prestigio como licenciado y doctor en Medicina „fue jefe de su especialidad en el Hospital Militar y en la Seguridad Social„, desde niño sintió la vocación por las Bellas Artes. Hace tiempo nos contaba que siendo todavía un niño, cuando se iba su familia „de honda tradición en su especialidad„ a su casa del Ensanche, donde sigue residiendo muchos lustros después, ya se entrometía entre los albañiles y pintores murales, y en las paredes dibujó y diseñó figuras de futbolistas y artistas de la época. Y esa afición la ha seguido en las tres facetas diferentes: la escultura, la pintura y el dibujo.

Su obra es sobradamente conocida por sus paisanos. Ya en la calle, tenemos importantes piezas escultóricas, como la cruz de término en la avenida de Ausias March, o el monumento al rey don Jaime en la plaza de Aragón, o una «movida» acción taurina en la esquina de la plaza de toros.

Ya con veintisiete años, en 1942, presentó su primera exposición en la renombrada sala Mateu. Un año después, logaba la Medalla de Bronce en la Exposición Regional de Valencia, y sus triunfos sucesivamente le llegaron en Zaragoza, Barcelona, Madrid, Turín y un largo etcétera, porque la obra artística de Antonio Sacramento ha ocupado más de un centenar de exposiciones en las más diferentes salas de toda España y de numerosos países europeos. Ya en los años sesenta, llamó poderosamente la atención la muestra individual en la sala Metrás de Barcelona, y tiempo después, en una exposición individual en Madrid, el maestro Salvador Dalí pidió una hora sin público, solamente con el autor, para poder contemplar con tranquilidad y calma la obra de esta figura pasado mañana centenaria.

En su actividad artística „en la médica está jubilado„ ha utilizado las más diversas técnicas; en la escultura, ha trabajado la masa, el hierro y el bronce; en la pintura y el dibujo, además de las tradicionales formas de la acuarela y el óleo, tuvo dos facetas curiosas y prácticamente únicas: una de ellas fue lo que él llama «papers apegats», que consiste en recortar y pegar papeles de diferentes colores con los que consigue sobre el lienzo un resultado inexplicable para el espectador; y otra forma del dibujo con los retratos que ha realizado muchas veces de personas que le son muy conocidas y que, mientras habla con ellos por teléfono, los va realizando con el lapicero, muchos de los cuales hemos visto ya incluso enmarcados.

En los últimos tiempos, con la cantidad de obra plástica de las diferentes modalidades que aún conserva, ha instalado cerca del viejo cauce del Turia un almacén-colección donde alberga una enorme cantidad de la obra llevada a cabo a lo largo de un siglo. Todo ello, con el apoyo familiar, especialmente de su esposa, Carla. En fin: para un espacio periodístico es muy difícil poder recoger toda la obra de cien años de actividad de uno de los valencianos más ilustres, más trabajadores y trabajados, que merecen el mayor reconocimiento de sus paisanos siempre, y muy especialmente ahora, que cumple su «primer» siglo de vida y de actividad. Y cuando su ciudad ya le rotuló una amplia calle contigua al edificio de la Ciudad de la Justicia.