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Enigmática «Casa de los Ruidos»

Ciutat Vella vivió el primer "poltergeist" de España

Golpes en las paredes que subían y bajaban por el edificio dejaron sin dormir a la familia Colmenero dos noches seguidas

Ciutat Vella vivió el primer "poltergeist" de España

Hace un siglo, Valencia estaba revuelta. Los sucesos del número 7 de la plaza del Esparto, en Ciutat Vella, llevaban casi un mes desarrollándose puntualmente todas las noches. La familia Colmenero, que vivía en el entresuelo, sufría golpes en las paredes y otros ruidos inexplicables. Se trata del primer caso «poltergeist» registrado en los medios de comunicación en España „El Mercantil Valenciano lo contó concienzudamente„ y, además, el primero en el que tuvo que intervenir la policía. Hubo incluso una investigación oficial llevada a cabo por el gobernador civil y por el ayuntamiento.

Todo comenzó en mayo de 1915. Por aquel entonces, la familia Colmenero comenzó a sufrir las molestias provocadas por golpes misteriosos, que en ocasiones eran muy fuertes y que les impedían conciliar el sueño. Intrigados, preguntaron a sus vecinos y estos aseguraron que ellos no eran los causantes. La historia se hizo famosa en el barrio. La plaza del Esparto, que actualmente aún existe, se encuentra enclavada en el barrio del Mercat, a pocos metros de la plaza de la Virgen y del Palau de la Generalitat. Vecinos de toda Valencia acudían al número 7 de la plaza para escuchar los sonidos. La familia Colmenero, padre, madre y dos hijas, llegaron a pasar dos noches enteras sin dormir.

Al final, tuvo que intervenir la policía. Tras un mes de junio infernal, según cuentan las crónicas, a comienzos de julio una comisión especial integrada por el inspector provincial Rodríguez, el jefe de policía de la ciudad, Oliveras, el capitán Alicart y el juez municipal García Mistieles llegaron al edificio. Se acordonó la zona e inseccionaron todo el edificio. Se interrogó a los vecinos y se inspeccionó todo el inmueble. En total, cerca de cuarenta agentes de policía intervinieron aquella tarde. Hasta las 22 horas. «A las diez de la noche comenzaron los ruidos. Estos eran más perceptibles en los tabiques ligeros que en las paredes llamadas vulgarmente maestras», dice el informe policial. Como suele ser normal en estos casos „otro similar ocurrido en Zaragoza en 1934 se cerró de forma similar„, las conclusiones fueron endebles, espoleadas por la creencia de que debía haber una explicación racional, aunque no lo hubiera. El mismo gobernador civil, de apellido Motilla, explicó a la prensa: «He aquí la causa: dos camas, un armario que antes no lo era, una pared mediera que divide dos casas, un tabique vibrante, o que debe vibrar. Todo esto produce los ruidos seguramente».

Dos días después el Ayuntamiento de Valencia tomó cartas en el asunto y envió al arquitecto municipal, que cortó el acceso a la calle e inspeccionó, de nuevo, los tabiques del edificio y los colindantes, mientras en las iglesias de los alrededores, incluida en la mismísima Catedral según cuenta las crónicas, aumentaba el número de misas encargadas para pedir por las almas de los difuntos, en la creencia popular de que los ruidos los provocaba un espíritu errante. El trabajo del ingeniero también se cerró en falso.

Esa era la explicación oficial, pero no la solución. La familia Colmenero sufrió el fenómeno «poltergeist», que es como se conocen este tipo de fenómenos paranormales con ruidos de procedencia desconocida, objetos que se mueven o luces que se encienden, una semana más, hasta el día 13 de julio los golpes cesaron sin previo aviso. Nunca más volvieron. Se cerraba así el primer caso de casa encantada documentado en Valencia y en toda España, y el primero en el que intervino la policía.

El historiador Rafael Solaz ha rescatado, como tantas, esta historia del olvido. El número 7 de la plaza sigue existiendo, aunque ahora es el cinco. La mujer que vive en él, según explica Solaz, asegura que nunca ha oído los ruidos, pero que sabe «que no está sola en el edificio». El misterio del Duende de Esparto, como la prensa llamó en el momento al fenómeno, sigue sin resolverse, y engloba la larga nómina de misterios y leyendas de la ciudad, con el añadido de la atención mediática que atrajeron, a principios del siglo XX, unos fuertes golpeteos en las paredes que quitaron el sueño a una familia valenciana y revolucionaron la ciudad.

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