En 1940, en plena posguerra, un empleado del Colegio San José le preguntó al jesuita Antonio de León si era cierto que se iba a construir una Custodia para la Catedral de Valencia. La noticia había corrido como la pólvora pero parecía imposible conseguir el dinero necesario para hacerla, sobre todo por las penurias que atravesaba una ciudad recién salida de la Guerra Civil y que vivía, como el resto del país, a duras penas. Sin embargo, cuando el jesuita le respondió que sí „que le había propuesto al arzobispo Prudencio de Melo realizar una Custodia «digna» para la procesión del Corpus Christi y que éste había aceptado„ el hombre se fue corriendo a su casa para coger una moneda de plata de cinco duros y entregarla como donativo. Así se impulsó la construcción del Custodia de la Catedral de Valencia, una obra pagada con donativos de los fieles que, a pesar de vivir en plena posguerra, no dudaron en aportar lo que podían. Ya fuera mucho o poco. Por ello, la monumental obra se denomina, de forma popular, la «Custodia de los pobres» ya que fueron las familias modestas las que más donativos aportaron.

Esa moneda de plata, la que consiguió que lo que parecía una mera idea se tornara realidad, ha aparecido incrustada en la Custodia tras las obras de limpieza que se han llevado a cabo después de 15 años por parte del departamento de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, metales y Orfebrería de la conselleria, según ha publicado el diario Paraula. Pero no solo ha aparecido la moneda de plata. Una jarra minúscula, de tan solo medio milímetro „desaparecida hasta ahora de la miniatura de plata de la última Cena que se encuentra en la parte central„ se había perdido entre los huecos de la monumental obra.

La mayor Custodia procesional del mundo, la de Valencia, mide más de 4 metros de altura y tiene una anchura de 2,26 metros. Tiene 600 kilos de plata, cinco de oro fino y 75 gramos de platino, centenares de piedras preciosas y miles de perlas. Todo ello fruto de las donaciones de los valencianos que no escatimaron en dar dinero y ofrecer sus joyas para la fiesta del Corpus Christi. De hecho, los vecinos de la ciudad regalaron cuberterías y enseres domésticos. Las alhajas se pusieron tal cual en la Custodia pero los enseres domésticos se fundieron para crear las distintas partes del monumento. Pero ahí no acaba la cosa. La obra dedicada al Santísimo Sacramento cuenta también con 159 imágenes pinceladas, 44 altorrelieves con escenas bíblicas, 48 escudos de esmalte, 71 campanillas de distintos tamaños, 11 kilómetros de soldadura de plata y casi 36.000 tornillos para unir las más de 20.000 piezas. La Custodia se realizó durante 10 años y contó con 353.568 horas de trabajo de artistas valencianos ilustres.

Este domingo, la Custodia saldrá en procesión limpia como una patena, rescatando parte de su historia que es la de los valencianos anónimos que lo dieron todo para tener una Custodia «digna».