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Cañas y barro

La fiesta grande

La fiesta grande

Ayer vivimos lo que durante siglos ha sido la Fiesta Grande de Valencia. Y así lo hemos vivido valencianos y valencianas generación tras generación. Ahora, que parece que sólo la playa y el sol pueden ocupar un fin de semana veraniego, es gratificante comprobar cómo todavía muchas personas deciden quedarse en nuestra ciudad, vivir y hacer pervivir esta tradición que la cultura de una y otra época ha ido sedimentando dando como resultado algo único y realmente extraordinario.

Desde luego que la mayor parte del mérito corresponde a la asociación de Amics del Corpus, realizando un trabajo constante y que en las últimas semanas requiere una dedicación total. Pero sin los balcones, sin las flores, la murta y por supuesto, el público, la celebración de esta fiesta no sería lo mismo.

Ya el viernes podía respirarse ese olor, las rocas en la plaza despertaban la admiración de quienes habían tenido la suerte, o el acierto, de elegir este fin de semana para visitar nuestra ciudad. Seguro que más de uno se quedó con las ganas de prolongar su visita hasta el domingo para ver desfilar esas ancestrales y descomunales carrozas.

Otros, los que han venido adrede a disfrutar de este acontecimiento, han tenido poco tiempo para aburrirse y mucho trajín para poder asistir a cada uno de los actos programados.

Y es que, se necesita más que un rato para explicar todo lo que pasa el día del Corpus en Valencia. La nit d´ Albaes del viernes por la noche, los Misteris del sábado en la plaza de la Virgen son un anuncio del gran evento que tiene lugar el domingo. Los sonidos de las campanas, las danzas y la degollà, el paso de las rocas y la solemne procesión con la mayor custodia que puede verse hoy en día, componen un fin de semana que no deja de impresionar a nadie.

Tampoco puede dejar impasible el número de personas implicadas para que todo funciones estos días: cantores y bailarines, niños actores, sin olvidar a sus sacrificados directores y padres; quienes encarnan a los 275 personajes bíblicos; porteadores; mancebos? Y también los miembros del ejército, policía local, clero, autoridades civiles, músicos?Eso, lo que se ve, pero también hay mucha gente detrás de todo: costureras, floristas, agentes del orden público, voluntarias y voluntarios? Y, como siempre, los del día después, aquellos que permiten que hoy lunes todo vuelva a la normalidad, como si nada hubiera pasado.

Hay otros Corpus, estos días los medios de comunicación retransmitían la celebración de esta fiesta en ciudades como Toledo o Sevilla, pero dudo que encierren tanto misterio, tanta mezcla de lo religioso y lo pagano, tanta cultura, como lo hace la nuestra.

La grandeza del Corpus de Valencia no es sólo espectacularidad, es la suma de tradición, participación y organización; de la voluntad de muchos porque nuestra cultura no muera. Y conocerla, saber el porqué de los misteris, de los personajes de la procesión, del origen de las rocas y su desarrollo a lo largo de los años, de los gegants y los nanos, la identidad de la Moma o el sentido de las danzas? Es saber mucho, es ampliar la cultura, la valenciana y la general. La de un pueblo que nunca renunciará a lo que ha creado a lo largo de su historia.

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