Albert García Sauri ha prometido en las redes sociales que la noche en que Rita Barberá deje de ser oficialmente alcaldesa de Valencia, saldrá de su casa en cueros y bailará corriendo por toda la calle Alta. Lo publicó en su cuenta de Facebook a la 1 de la noche del pasado 25 de mayo, cuando los resultados confirmaban el hundimiento popular: «Quan destronen del tot a Rita... correré desnudo por la calle Alta, ¡prometido!».
Mucha gente ha simpatizado y quiere unirse al acto, a las 12 de la noche en «el carrer d´Alt». García Sauri es uno de los principales bailarines de Valencia. Imparte clases en varias academias de la capital y su último espectáculo, «Reflejos de luz en las grietas de un cristal roto», se presentó en el Teatre Micalet.
Esta promesa desnuda concreta la alegría de una generación. La noche electoral el personal no sabía qué hacer. A lo mejor la batucada sin ropas del bailarín desinhibido es el germen de una nueva festividad lúdica.
Como el nuevo ayuntamiento anuncia un Institut Municipal de Cultura Festiva habremos de inventar nuevos actos festivos laicos, como proponen las fiestas de Patraix. A Carlos Galiana le corresponderá esta faena. Hace años, en «Eros en saragüells», ya sugerimos celebrar una «Semana Pagana» en contrapartida y paralela a la «Santa». Algo así propugna Cristian Tampur con su paseo ciclo-naturista que ya va por su décima edición, un «Corpus Humanae» laico frente al «Corpus Christi» tradicional.
Por cierto, si estas celebraciones transgresoras arraigan, nos faltaría un Antonio Fillol para inmortalizarlas. Este ilustre hijo del barrio del Carmen es un pintor tan desconocido que hasta Mayrén Beneyto le ha dedicado la última exposición municipal.
Algún asesor bromista ha querido colar un gol a Rita Barberá en los últimos momentos del partido, y realmente lo ha conseguido. ¿Quién es Antonio Fillol Granell? Pues el pintor de Podemos y del 15M, sólo que cien años atrás.
Fillol era un artista comprometido en la continua denuncia social. Frente al Sorolla complaciente, es el guerrillero de la pintura, mostrando motines, rebeliones y represiones. Hasta lo detuvieron por sus simpatías con los rebeldes.
El mejor cuadro de Fillol está desaparecido, seguramente lo quemaron las tropas franquistas. Era una manifestación por la libertad frente al Mercado Central aplastada por las autoridades policiales. Más o menos lo que pasó en el Luis Vives durante la Primavera Valenciana.
Hay otros lienzos impresionantes como son «Después de la refriega», visión de un manifestante muerto en la calle Colón tras una carga policial y «La Noche de San Benito», con la imagen de varios policías apaleando a unos estudiantes.
En l´Albufera retrata «Los esclavos de la charca». En la huerta, «La defensa de la choza» que realiza un pobre agricultor contra un injusto desahucio y la pelea de dos inocentes «fematers» por una miserable cesta llena de basura.
Retrata la defensa de la mujer en «La bestia humana» y firma un cuadro único en la Historia contra la corrupción de menores, «El sátiro». Ambas obras suscitaron gran escándalo en Madrid, donde se prohibió su exhibición. En «El amo», arremete contra la violencia de género.
Rita Barberá le ha regalado a su sucesor la exposición idónea «radicalista». Aunque la izquierda no haya aplaudido demasiado esta iniciativa, desconocedores quizás de las audacias de este genio.
Fillol en el siglo XX y García Saurí en el siglo XXI son artistas acompasados a su tiempo. Ambos sueñan con un mundo mejor y utilizan el arte como instrumento para conseguirlo. Antonio desnudaba sus pinceles y Albert desnuda su cuerpo. ¿Acudirá el nuevo alcalde al jolgorio nudista que se proyecta en el barrio del Carmen la noche de su proclamación? Como diría el psicoanalista y poeta Albert García Hernández, padre del bailarín, todo son «esperons nocturns».
