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Guerra biológica bajo las jacarandas

La floración de los árboles llena las aceras de pequeñas flores lilas, ensucian vehículos y causan molestias a los peatones - Alicante aplica un control biológico para terminar con unos insectos que provocan que los restos caídos se peguen al suelo

Guerra biológica bajo las jacarandas

Desde hace unas semanas Valencia luce en muchas de sus calles de manera espectacular. La explosión floral de las jacarandas, con ese color lila tan característico, amplía la paleta de colores del cap i casal y se convierte en una de las fotos más recurrentes en las redes sociales. Pero como reza el refranero, para presumir hay que sufrir, y los beneficios estéticos que proporciona este árbol chocan conllevan también molestias durante la primavera. Así, no solo las aceras se llenan de flores, sino que también los coches aparcados aparecen cubiertos por un manto floral y en ocasiones causa problemas a los peatones, como pequeños resbalones o llevarse hasta casa las flores pegadas en las suelas del calzado.

Valencia cuenta con una población considerable de jacarandas, contabilizada en 5.066 ejemplares en el último anuario estadístico „datos de 2013„. Se trata de la octava especie más numerosa de la ciudad, y aparece en muchos puntos del cap i casal principalmente en avenidas, bulevares y parques.

Las jacarandas tienen ese complicado equilibrio entre la estética que proporcionan sus florecitas azules y las molestias que causan tras su caída. Entre los meses de abril y mayo tiran la flor lila, pero el problema real es si el árbol sufre una plaga de pulgón. Lo que se pega no es propiamente la hoja sino el pulgón, que segrega la melaza, que es lo que hace que se adhiera al calzado, dificulte su limpieza y genere molestias a los ciudadanos.

Ante este problema, el Ayuntamiento de Alicante aplica un método biológico que se está revelando muy práctico. Se trata de la suelta controlada de larvas de insectos que se alimentan de los pulgones, por lo que las flores caen sin ese melaza pegajosa que dificulta su retirada.

El método de trabajo es el siguiente: a finales de febrero o primero de marzo realizan observaciones y si detectan la plaga del pulgón, proceden a la suelta de larvas de chrysopas. Los depredadores del pulgón están en cajas de cartón depositadas en las ramas de las jacarandas y, al salir, van a la copa y desde allí atacan al pulgón.

En Valencia el método se conoce, pero según diversas fuentes del servicio de jardinería no les consta que haya sido aplicado hasta la fecha. Se trata a las jacarandas, pero no para este problema tan específico. En todo caso, en del cap i casal es diferente al de Alicante, ya que cuenta con menos de la mitad de ejemplares que la ciudad de la Costa Blanca.

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