En fechas recientes ha llegado a nuestras manos unos textos, unos libros, que muestran cómo, según las circunstancias y los tiempos, la Medicina mantiene unas normas que varían según exijan los pacientes y los momentos. Nos referimos a un libro escrito por la periodista madrileña Sonia Franco, titulado «Los otros Franco» -no se refiere al ex jefe del Estado- y en el que hace un resumen documentado de la vida y actividad profesional de los tres doctores Antonio Franco -bisabuelo, abuelo y padre de la autora-, los cuales, nacidos sucesivamente en 1878, 1906 y 1935, ejercieron la Medicina con la diferencia de esta profesión en cada época: desde que se atendía al enfermo casi como en confesión, hasta los avances de la ciencia y el siglo XX, en que todo estaba más que establecido por sistemas. Pero es que en Valencia nos ha llegado una diferente edición: la del doctor Rafael Moratal Margarit, que ejerce en el SAMU (Servicio de Atención Médica Urgente) en la localidad de Silla, y que ha titulado su obra -editada por Marban- «Emergencias extrahospitalarias».
Un conocido médico de Valencia, el doctor Gabriel Godoy, explicaba: «Me es muy grato comprobar cómo en nuestro país existen personas y profesionales que, de forma cotidiana, silenciosa y sin ningún afán de notoriedad, creen en el valor del esfuerzo personal, el trabajo bien hecho y la completa dedicación a su profesión y a los demás».
Porque no es lo mismo trabajar en un gran hospital, en un bien dotado quirófano con toda clase de aparatos del más moderno adelanto científico, que tener que improvisar sobre la marcha ante un aviso urgente, en lugar alejado, y acudir con una ambulancia en la que hay que ejercitar lo que tradicionalmente se conoce como «primeros auxilios» porque ha habido que acudir en circunstancias inesperadas.
«El sonido de las sirenas de las ambulancias, así como el de los helicópteros de rescate y asistencia se han convertido en nuestro ámbito habitual de vida en un elemento cada vez más cotidiano», comentaba en torno a este libro el aludido doctor Godoy.
Ante estas circunstancias de esta actividad reflejada en el libro aludido es la gran variedad de problemas asistenciales que se tiene que resolver con unos medios técnicos y humanos limitados, aparte del entorno en que se ejerce, a veces hostil por la climatología o la orografía y las maniobras de rescate. Porque, muy frecuentemente, la atención se presta en el ligar donde ha sido requerido el servicio.
Todas estas características son las que hacen a este manual -y a esta actividad médica- diferente y, a la vez, necesaria e imperiosamente imprescindible. Tengamos muy presente, pues, cuando necesitemos de atención médica urgente, lo que estos profesionales tienen que afrontar; algo que, sin auténtica vocación, resultaría impensable.
