El nuevo secretario general de la Junta Central Fallera, José Martínez Tormo, llega al cargo después de estar durante un año en la delegación más ingrata del máximo organismo fallero: la llamada «Delegación de Escalera»; esto es, el reducidísimo grupo de miembros que no están adscritos a ningún cometido, una particular «nevera» en la que se arraciman elementos que han llegado allí por diferentes motivos: aquellos que han sido elegidos y luego no pueden compaginarlo con su actividad profesional, los que ya han cumplido una etapa y no encuentran acomodo en otro cometido o los que han tenido algún tipo de desencuentro.
En el caso del nuevo secretario general, había estado en archivo, para posteriormente pasar a relaciones públicas, donde fue acompañante de la corte de honor en diferentes períodos. Sin embargo, el año pasado se prescindió de él en la delegación, pasando a estar doce meses sin ocupación más allá de, en todo caso, asistir a los plenos. Desde hace tiempo se le consideraba uno de los simpatizantes de Compromís que podrían tener un papel importante en caso de que alcanzara el gobierno fallero, como ha sido.
Martínez Tormo es licenciado en Historia y Máster en Gestión Cultural. Fallero de la comisión de la falla Leones-Poeta Mas y Ros, y delegado del sector Algirós, es además componente de la Associació d´Estudis Fallers. En Junta Fuset no ha incluido a ningún miembro de la anterior directiva a pesar de que no era un equipo especialmente «político». En realidad, el que habría tenido muchas posibilidades es el hasta ahora vicepresidente primero, Jorge Guarro, persona muy bien relacionado con el mundo de Compromís. Sin embargo, el hecho de que esté imputado en el caso Gürtel en su calidad de jefe de Promoción de Turismo le ha cerrado la posibilidad a haber continuado.
Resulta llamativo que, por contra, sí que están en la nueva directiva dos de las personas que han trabajado con él en la delegación de promoción exterior: Montse Catalá y Merche de la Guía. En cualquier caso, no ha habido la cadena sucesoria de otras legislaturas donde incluso se llegó a respetar al secretario general: González Lizondo mantuvo a José Manuel Izquierdo, herencia del socialista Enrique Real y Lledó mantuvo a Vicente Fayos, que había sido secretario general de su correligionario Félix Crespo.
