El plan puesto en marcha por el equipo de gobierno municipal para un «nuevo» Cabanyal vivió ayer un episodio relacionado con las chatarrerías ilegales que salpican el barrio. Una patrulla de la Policía Local se personó en el número 190 de la calle José Benlliure y «desmanteló» una de estas instalaciones, aunque ni requisó material ni impuso ninguna sanción a sus responsables.

Según explicó uno de ellos, de nacionalidad rumana, se trata de una planta baja que les ha sido «cedida» por su dueño gratuitamente para que «así no se meta la gente de la droga». Se trata de chatarra rebuscada en la basura y son hasta cinco las personas que la van depositando allí, de manera que cuando juntan una cantidad suficiente la ponen en una furgoneta y la llevan a venderla, añadió.

«Aquí ni se compra ni se vende chatarra, no hacemos nada ilegal», dijo. De hecho, la patrulla de la policía todo lo que hizo fue advertirles de que esa actividad no tenía cobertura legal y comprobar que no tenían contrato de arrendamiento de la planta baja.

Esta actuación se enmarca dentro de los planes de la Comisión de Urgencia del Cabanyal para recuperar social y económicamente el barrio. Las chatarrerías ilegales son precisamente uno de los principales problemas a los que se enfrentan, no sólo porque estén en bajos ocupados y no tengan licencia, sino porque es una de las actividades que más ruido y suciedad generan en su entorno, lo que a la larga termina siendo un problema de convivencia.

Problema social

Está actividad, además, la controlan generalmente familias rumanas muy asentadas ya en el Cabanyal, lo que añade un problema social.

Ayer, la concejala de Protección Ciudadana, Sandra Gómez, incidió en el hecho de que la persona que ocupaba la chatarrería no pudiera presentar un contrato de arrendamiento, lo que significa que «estaba ocupada ilegalmente». Así pues, aseguró que además del incremento de la vigilancia nocturna y la permanente presencia de una unidad de policía en la denominada «zona cero», «van a continuar las inspecciones de aquellas actividades cuya presencia produce degradación en las calles y es motivo de constantes quejas vecinales».

Dentro de este mismo plan de choque para el Cabanyal, se ha empezado a notar un aumento de las brigadas de limpieza. En el barrio ya se habla del cambio que se está produciendo en este sentido y se confía en que los trabajos, unos y otros, se mantengan en el tiempo, pues el problema se arrastra desde hace años y creen que es la oportunidad de darle un cambio.