«Bajamos a explorar, a ver qué nos encontrábamos». Así explica Rbnisofire, el nombre artístico de un joven fotógrafo valenciano de 22 años, qué les llevó a él y a un grupo de amigos skaters a colarse en las obras abandonadas de la que iba a ser la línea 2 de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV). Este itinerario a medio hacer, que cruza el centro y tendría que llegar a la Ciudad de las Artes y las Ciencias y a Narazet, lleva años paralizado por culpa de la crisis económica. Bajo los pies de Valencia hay una estación de metro fantasma, y ellos quisieron descubrirla.
Rbnisonfire describe lo que encontró allí dentro como «una estructura acabada pero dejada a medias, sin ni siquiera seguridad». Basura, agua estancada y restos de obras lejanas copaban la escena. Pero esta colección fotográfica, ´Subterranean kids´, no nace del ansia reivindicativa contra los excesos económicos o la crisis, sino que parte simplemente del impulso de «explorar los límites del skate» y tomar unas fotografías que fuesen «más allá» para «crear» algo artísticamente nuevo. Aunque como el fotógrafo reconoce, al final, la obra también es un «alegato contra el derroche». Lo que querían, resume, era jugar con el «marco» de las obras a medio hacer para «construir arte».
Sin vigilancia
Desde que la construcción de la línea se paralizó en 2011, las instalaciones han sufrido un deterioro continuo. Y es que ni siquiera están dotadas de ningún sistema de vigilancia. «Simplemente vimos que se podía entrar y entramos», explica el fotógrafo. No se trataba de un acto de vandalismo, sino de un impulso artístico. «El skate es una forma de vida, es un sentimiento» y este grupo de skaters solo quería «hacer algo diferente» para llamar la atención sobre un deporte que, defienden, es mucho más que su imagen de gamberrismo juvenil.
