Para los que no son del barrio, toparse de repente con el grupo residencial La Previsora es todo un hallazgo. Su arquitectura es una bocanada de aire fresco entre de la selva de edificios que se configuran en l'Hort de Senabre, en el distrito de Jesús. Son dos manzanas de casas de dos alturas que, en cierto modo, rinden culto a la ciudad-jardín de estilo inglés. A pesar de que fueron levantadas en la década de 1920 como viviendas baratas, las casi centenarias edificaciones representan hoy uno de los ejercicios de convivencia más celebrados en la ciudad.
Sumergirse en las tres calles que delimitan este grupo de setenta viviendas auspiciado por la Cooperativa La Previsora es un ejercicio de sana envidia. Se trata de comprobar cómo una ciudad en ocasiones tan hostil como Valencia se convierte en un refugio de quietud. Desde luego es posible y muchas veces uno se pregunta por qué esta concepción urbanística ha tenido tan pocas réplicas en el cap i casal. Cuando se construyeron fueron subvencionadas por el estado y destinadas en origen a funcionarios y profesionales de clase media. Su ordenación y arquitectura llevan la firma de Cayetano Borso y Enrique Pecourt.
Muy cerca de l'Hort de Senabre, ya en el barrio de la Creu Coberta, también en Jesús, nos encontramos con la destrucción más absoluta. Toda la zona que linda con la antigua fábrica de cervezas precisa de una actuación urgente por parte del Ayuntamiento de Valencia. Es increíble que la ciudad cuente con calles como las de Vicenta Salcedo, Ricardo Codoñer o Miguel Arnau. Se pueden contar con los dedos de las manos las casas que están habitadas o en buen estado. El resto son una ruina, un deterioro tal que recuerda al distrito del Bronx neoyorquino de los años 70 y 80 del pasado siglo. Hoy el Bronx parece incluso mejor.
