Junto a los problemas de delincuencia o malos olores, los guías turísticos de APIT creen que hay muchos otros asuntos que resolver en la ciudad, estos dependientes directamente del Ayuntamiento de Valencia, problemas ante los que Joan Calabuig se mostró receptivo y dispuesto a valorar en próximos encuentros.
Una preocupación muy importante es la propia profesión, pues, según el informe, entre el 50 y el 60 por ciento de los guías no están acreditados y son los que, «como ya quedó demostrado recientemente, extorsionan a los comerciantes del centro».
Para resolver este problema proponen que se pasen unas pruebas, se habilite una acreditación y se inscriban en el Registro de Actividades Turísticas de la Comunitat Valenciana. La Policía Local debería pedir esa documentación y establecer sanciones, proponen, lo mismo que la creación de un «salvoconducto» para facilitar la entrada de los autobuses turísticos.
Los guías también están preocupados por las paradas de los cruceristas, que por escasas y mal ubicadas, generan problemas a los vecinos y al tráfico de la ciudad. Para el servicio de lanzadera, que ahora tiene una única parada en la calle Pintor López, proponen tres destinos que beneficiarían a los turistas y a los comerciantes. Se trata de la calle Xàtiva; la calle Hospital y el entorno de la Plaza de Tetuán. Y para las excursiones normales, que paran en la Lonja, proponen que se adecúe la Plaza Ciudad de Brujas —los turistas, además, tendrían que atravesar el Mercado Central para ir a la Lonja— y Poeta Querol.
También proponen habilitar Les Covetes de Sant Joan como zona comercial y la instalación de tiendas en la Lonja y en otros monumentos principales.
