La misa en honor a la Virgen del Carmen organizada por la Comandancia Naval de ayer en el puerto ha sido la primera fiesta religiosa después de que Compromís se hiciese con la alcaldía de la ciudad. La fotografía de la jornada dejó bien clara la ruptura entre el consistorio y este tipo de eventos. Lejos quedó el protagonismo que la ex alcaldesa Rita Barberá, que asistió siempre durante su mandato, asumía en este acto que coincide con su cumpleaños y que propició que en alguna ocasión incluso se le cantase el «cumpleaños feliz». La misa que ayer se celebró en el Veles e Vents fue la escenificación de «lo nuevo»: el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, oficiaba por primera vez la misa; el Comandante Naval, Enrique Zafra, vivía su primera Virgen del Carmen en ese puesto en Valencia; y el alcalde, Joan Ribó, también nuevo, no se dejó ver por allí.

Ni él, ni nadie de su gobierno a excepción de la concejal de protección ciudadana, la socialista Sandra Gómez, que como ella misma confirmó no estaba allí en representación del alcalde sino por lo propio de la concejalía que encabeza. «Yo iba a venir viniese él o no», reconoció, aunque como ella también es teniente de alcalde Ribó pudo pensar que así el consistorio estaba «bien representado» en un acto que no era solo «cosa de la Iglesia», explicó la concejal. Tampoco estaba allí el concejal de concejal de fiestas y cultura popular, Pere Fuset. «Si no han venido será porque no han podido», se excusó Gómez, que aclaró que al alcalde le había sido «imposible» ir por cuestiones de agenda. Ella, en cambio, aseguró que asistirá a «todos los actos» que la inviten si su agenda se lo permite. Del resto de concejales del ayuntamiento solo asistieron en representación de Ciudadanos Santiago Benlliure y Amparo Micó y del PP Vicente Igual y Félix Crespo. Tampoco hubo representantes del gobierno autonómico o de Les Corts. Sí asistieron fueron el recien nombrado delegado del Gobierno, Juan Carlos Moragues, y el subdelegado del mismo, Juan Carlos Valderrama.