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Un día en la vida

Federico en Valencia

Fuente Vaqueros, Madrid, o Nueva York son nombres ineludiblemente unidos a la vida y obra del mejor dramaturgo del siglo XX de nuestro país

Federico en Valencia

Lo que a menudo se pasa por alto es la relación de Federico García Lorca con Valencia que, si bien fue de menor intensidad que con las ciudades anteriores, dejó su impronta tanto en el poeta como en la propia ciudad. Y es que la importancia de Valencia en su vida y obra es uno de los episodios más desconocidos de nuestra historia reciente.

Sus visitas se correspondían con la intensa vida cultural que vivía nuestra ciudad en los años de la II República. Diversos círculos intelectuales se reunían en las calles aledañas a la, entonces, plaza Emilio Castelar, donde en cafés como el Ideal Room, situado en la calle de la Paz, o en el Ateneo Mercantil se daban cita artistas y escritores vanguardistas como Josep Renau, Max Aub, Manuela Ballester o Miguel Hernández.

La primera visita de García Lorca a nuestra ciudad fue en julio de 1933 con su compañía de teatro La Barraca, atrevido experimento con el que el poeta aspiraba a «salvar el teatro español para ponerlo al servicio del pueblo», lejos de los círculos burgueses que, según Federico, habían corrompido el teatro. Fue en El Principal donde representó Fuenteovejuna y El Retablo de las Maravillas.

Pero el año realmente clave para entender la vinculación entre Federico y Valencia es 1935. Durante ese otoño, la compañía de Margarita Xirgu iba a iniciar sus representaciones durante dos semanas en el Teatro Principal, las cuales finalizarían con el estreno de Yerma, al que acudiría el autor.

Su visita tuvo el eco merecido y, más allá del boicot a la obra por parte de un sector de la burguesía valenciana, el éxito fue extraordinario. Así, frente al silencio de Diario de Valencia, El Mercantil Valenciano cubrió tanto la llegada de Federico como las representaciones, incluida una entrevista. La sala estuvo llena las dos ocasiones y la visita del poeta finalizó con la lectura de Doña Rosita y el lenguaje de las flores.

Durante su estancia en Valencia se alojó en el Hotel Reina Victoria y en el papel de cartas del propio alojamiento escribió una de sus mayores obras: Sonetos del amor oscuro, desconocido hasta 1984.

A partir de un dossier elaborado por la historiadora Teresa Sanchis, en octubre de 2013 el Grupo Municipal de EUPV presentábamos una moción para que García Lorca fuera nombrado hijo adoptivo de Valencia a título póstumo, así como una placa conmemorativa en El Principal. Queríamos paliar el nulo interés de nuestra ciudad con el mayor escritor de su tiempo, que solo con su presencia en Valencia marcó el capítulo más importante del teatro El Principal en el siglo XX. Pero también lo propusimos por otro aspecto. El reconocimiento a Federico era el de los miles de republican@s que tuvieron el mismo destino que el poeta.

Tristemente la propuesta fue incomprensiblemente rechazada, ahondando aún más en esa Valencia de la desmemoria.

Espero que esta propuesta y otras similares que quedaron estancadas sean recuperadas pronto en beneficio de una historia que nos han escondido demasiado tiempo.

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