Alcaldes y representantes de gobierno de quince municipios del área metropolitana de Valencia, y que suman en sus términos más de 4.500 hanegadas de campos de chufa, firmaron ayer en el Agromuseu de Vera un acuerdo con el Consejo Regulador de la Denominación de Origen (CRDO) Chufa de Valencia para la de defensa de este cultivo y de la horchata. A la firma del «Acord de Vera» acudieron los alcaldes de Valencia, Alboraia, Almàssera, Burjassot, Meliana, Albuixech y Massalfassar, y regidores de los ejecutivos de de Vinalesa, Foios, Tavernes Blanques, Albalat dels Sorells, Emperador, Godella, Museros y Paterna. No acudió ningún representante de otros cuatro municipios productores de chufa (Alfara, Moncada, Rocafort y Bonrepòs) aunque también han sido incluidos en el pacto.

Con el «Acord de Vera», estos ayuntamientos se comprometen, por un lado, a trabajar por la protección, mantenimiento y preservación de la zona de producción de chufa, y por otro a defender y promocionar la chufa y la horchata de Valencia. El acuerdo asigna al CRDO la potestad de velar por la procedencia valenciana de la chufa y su calidad, y para ello se propone alcanzar acuerdos individuales con cada ayuntamiento.

Francesc de Borja Espinosa, presidente de esta entidad que reune a unos 450 productores, afirmó ayer que la Denominación de Origen «es el reconocimiento tanto de las características agroclimáticas únicas de sus tierras, como del saber hacer de sus agricultores, las dos características necesarias para obtener una D. O., el más alto reconocimiento a la calidad que puede otorgar la Unión Europea». Para Espinosa, la chufa de Valencia es «un tesoro gastronómico y de salud único que encierra la cultura de un pueblo» y que «debe protegerse y darse a conocer» porque esta es la única forma de «conservar el maravilloso jardín que rodea Valencia y que no es otro que su huerta».

El texto que encabeza el «Acord» destaca que la chufa con D. O. se cultiva en 19 términos «que poseen una características climáticas y de suelo que la convierten en la única zona donde se produce de toda Europa». Pero además de las características únicas y la tradición de su cultivo, y según certificaba ayer el director del CRDO, Germà Alcayde, el tubérculo se ha convertido en el más rentable de los frutos de la huerta en la mayor parte de estos municipios, pagándose en la actualidad unos 60 céntimos el kilo.

Pero, tal como advierte Alcayde, este predominio cada vez más claro de la chufa no es bueno ni para el paisaje ni para los agricultores. El cultivo tradicional de la chufa obliga a dar dos años de descanso a los campos tras cada año de producción. Lo normal era que los agricultores compaginaran este cultivo con otros que poco a poco van abandonando por no ser rentables. «Por muy buenos resultados económicos que dé la chufa, el labrador no puede vivir de un cultivo que es anual y que sólo puede acometer una vez cada tres años. No puede ser un monocultivo, tiene que tener alternativas», explicó Alcayde.

En los últimos años el área de cultivo ha aumentado „de 4.578 hanegadas en 2013 a 4.684 hanegadas en 2014„ y, según Germà Alcayde, la «percepción» para este año es que siga aumentando y también se prevé, un crecimiento en la producción (actualmente es de unos 1.400 kilos de chufa tierna y de unos 800 de chufa seca por hanegada) y precios estables