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«Paraules de terra i fang»

La memoria más viva de l'Albufera

Un libro surgido de un proyecto docente del instituto El Ravatxol de Castellar-l'Oliveral reconstruye la historia del actual Parque Natural a través de los recuerdos de 9 octogenarios

Vicent Navarro, con empresarios valencianos de caza a finales de los 50.

A través de los recuerdos de nueve octogenarios que aún viven apegados a la tierra en l´Horta Sud, la marjal y l´Albufera, Alejandro Ramón, desde hace pocos días alcalde pedáneo de Castellar-l´Oliveral, y el profesor de valenciano y desde hace 14 años director del Instituto de Educación Secundaria (IES) El Ravatxol de esta pedanía de Valencia, Josep Lluís Peris, recuperan en «Paraules de terra i fang» la memoria viva de un paisaje físico y humano amenazado de extinción.

Este libro nace de una experiencia docente del IES el Ravatxol pensada para hacer visible a los estudiantes y a la sociedad «la realidad viva y al mismo tiempo amenazada de l´Albufera», explica Peris. De hecho, los testimonios del libro son aportados por abuelos de los alumnos de este instituto.

Ramón cuenta que este libro de entrevistas reúne las vivencias «de gente que nació mayoritariamente en la década de los años 20 y 30 del pasado siglo, que padecieron primero una guerra civil y después una dura posguerra». «Nos cuentan como nacieron en antiguas barracas sin luz ni agua, como siendo aún niños tuvieron que dejar sus estudios elementales para trabajar, muchos de ellos en el campo, en largas jornadas y en condiciones muy desfavorables».

Las anguilas y Kennedy

Entre las vivencias que rescata el libro está la de Jaume Ferrer Marco, que nació en 1926. Cuenta que fue el primero en introducir el hilo de nailon, que importó de Italia a principios de los años 60, en los tradicionales «mornells» con que se pescan las anguilas. Señala que gracias al nailon en la noche en que mataron a Kennedy llegó a pescar 1.300 kg de anguilas. Su destreza le llevó, de la mano de un importador alemán, a recorrer todo el norte de África, hasta el delta del Nilo, enseñando a pescar anguilas.

También se agolpan en el libro los recuerdos de Vicente Navarro Dasí (Pinedo, 1930), quien estuvo 25 años de barquero llevando a gente a cazar a l´Albufera. «Muchas veces era yo quien mataba al pato y hacia creer al "senyoret" que era el quien le había pegado el tiro». Rememora con tristeza el antiguo port del Saler, «la carretera tapó el canal, que era la acequia de toda la vida para ir a Pinedo en barca».

Ramón Torrentí Soler (El Saler, 1933) es el nieto del barquero del «Ravatxol», el correo que unía el Palmar con Pinedo. «Conoció a Blasco Ibáñez porque cuando escribía Cañas y barro, venía por aquí y subía en el Ravatxol, y por eso mi abuelo sale en el primer capítulo de la novela. Lo llama el Desorejao, pero aquí lo conocían como el tipo Pepe, el Mig Orella».

La contaminación y el Plan Sur

Torrentí es testigo de los desastrosos efectos de la contaminación en l´Albufera, como el fin de la asprella, la vegetación acuática que desapareció en los 70 debido al colapso ecológico del lago por los pesticidas y los vertidos industriales sin depurar de los pueblos ribereños. «Recuerdo que cuando vino la primera avioneta a fumigar el arroz, al momento de pasar, estaba toda la gamba, la asprella y los zorros muertos de la pulverización».

Pep Cabrelles Alapont, Panolla, (l´Oliveral, 1943), también revive otra de las cicatrices de la zona, la construcción del Plan Sur, y el bajo precio que se pagó por las tierras y casas expropiadas. «Apenas tenías dinero para comprar una vivienda, por lo que no podía adquirir ningún campo, así que para muchos fue la ruina», dice. «A muchos labradores de Castellar el Plan Sur les quitó las huertas y con el dinero de la indemnización compraron una licencia de taxi, y por eso llegó a haber más de 100 licencias en el pueblo», añade.

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