Los novedosos modos de la nueva Junta Central Fallera se dejaron notaron ayer en otro aspecto. Y de esos que siempre generan debate: la indumentaria tradicional. Ayer, tanto las falleras mayores de Valencia, Estefanía López y María Donderis, como la corte de honor mayor y la infantil acudieron a la procesión del Cristo de la Salud luciendo los trajes que ellas mismas se confeccionaron con motivo de la Dansà a la Verge que se celebra la víspera del día grande de la patrona. Se trata, pues, de un traje no oficial, puesto que está sufragado por las propias falleras y, de alguna manera, se trata de una indumentaria bastante más modesta de la que lucen habitualmente con los dos trajes oficiales. El debate está servido.

Sin embargo, según explicó ayer el concejal de Fiestas y Cultura Popular y presidente de la Junta Central Fallera, Pere Fuset, este hecho «histórico» fue «una decisión compartida» entre las familias de las falleras y la Junta Central Fallera que se tomó en la primera reunión de contacto que ambas partes mantuvieron. «Nosotros lo expusimos y las familias lo acogieron con máximo gusto porque así aprovechan el traje de la Dansà», explicó Fuset, que se mostró convencido de que este era un «traje apropiado» para este tipo de evento, a pesar de que la Fallera Mayor de El Palmar sí fuese vestida con la indumentaria fallera habitual.

El traje de la Dansà para la fallera mayor y la corte empezó a tomar cuerpo hace unos años cuando estas decidieron comprarse unos justillos con los que poder bailar con más comodidad que con los trajes oficiales. Esto fue evolucionando hacia la confección de un traje completo. Se trata de una de esas habituales paradojas, ya que el hecho de que tengan dos trajes oficiales se hace para que las falleras no les suponga un quebranto económico y sin embargo luego ellas hacen un gasto que nadie les ha pedido. Estos trajes se enmarcan dentro de las nuevas tendencias a la hora de hacer evolucionar la indumentaria tradicional y poner en valor a los indumentaristas que las realizan. Estefanía López lució de huertana pero con tres topos.

No llegaron al «lluent»

Al margen de los trajes, el evento de ayer se desarrolló tal y como la tradición de este evento que cumplía 41 ediciones manda. A las seis y media de la tarde, el Cristo de la Salud salió entre aplausos y vítores de la parroquia de El Palmar. Centenares de devotos de distintas localidades de Valencia asistieron a la procesión. En la embarcadero, más de un centenar de barcas esperaban a que el Cristo fuese cargado en su barca, en compañía de la banda musical, para seguirle en su procesión por las aguas de l´Albufera. A medida que el recorrido avanzó, cada vez se unieron más barcas y llegaron a ser tantas que el Cristo no pudo llegar al tradicional «lluent», el centro de l´Albufera, donde se celebra la misa. La acumulación de embarcaciones creó una especie de «tapón» que obligó a celebrar la bendición en un punto anterior. Como siempre, los vecinos de El Palmar y las localidades ribereñas de l´Albufera presenciaron la bendición mientras disfrutaban de una merienda compartida a bordo de sus embarcaciones.