La ONG Controla Club, que centra sus esfuerzos en la responsabilidad social de las personas en los espacios de ocio, asegura que la propuesta de la concejala Sandra Gómez de abaratar los precios de las copas para luchar contra el botellón «no es la verdadera solución al problema». Según el coordinador de programas de esta organización, Guillermo Llongo, «es prácticamente imposible fijar unos precios para las copas porque el mercado es libre y las empresas privadas fijan sus precios». «Además „añadió„ hay que tener en cuenta que del precio de las copas se pagan los altos gastos que deben asumir los empresarios y también los beneficios. Reducirlos no creemos que sea la verdadera solución al problema».

Llongo explica que el factor económico «no es el único» para justificar el fenómeno, ya que los jóvenes suelen reunirse por costumbre social y recalca que el botellón no es «un fenómeno homogéneo», ya que en cada barrio de la ciudad el comportamiento de quienes lo practican es diferente.

Sin embargo, para Controla Club, que colabora con el Ayuntamiento de Valencia en los programas de prevención del botellón, otra de las ideas aportadas por Sandra Gómez sí puede funcionar. «Creemos que la idea de crear espacios autogestionados y una mayor colaboración policial sí puede ayudar a disminuir el botellón en calles y plazas. Ciudades como Gijón u otras del sur de España ya han trabajado con este tipo de espacios para los jóvenes con resultados positivos en algunos casos. De todas maneras, como he explicado, el botellón no es homogéneo y tal vez en un barrio funcione ceder un local y otros no», señaló Llongo.