La Cofradía de Santa Lucía encara los últimos pasos del proceso de escritura a su nombre de la ermita homónima de la calle del Hospital, que data del siglo XIV y que es gestionada por la entidad desde su creación a mediados de abril de 1399. El juzgado de Primaria Instancia número 7 de Valencia acaba de citar a los interesados en el proceso para que presenten alegaciones a unos trámites que se siguen desde 2011, cuando Francesc Llop, actual clavario de la cofradía, llegó a la entidad.

Se trata, en cualquier caso, de un paso legal más para actualizar la propiedad del templo, según asegura Llop. «Nos pusimos con ello hace ahora cuatro años y siempre hay un trámite más que completar», explica el clavario. La cofradía, cuyos primeros registros documentales se remontan a 1417, cuenta en la actualidad con 10.000 cofrades, de los que únicamente, según los datos de Llop, un 15 % son de Valencia ciudad. El resto pertenecen a localidades de los alrededores, tanto de l'Horta como del Camp de Túria o del Camp de Morvedre. Es gracias a estos 10.000 socios, que aportan cinco euros al año, que la cofradía puede permitirse la comida del día de Santa Lucía en la Casa de la Caridad, que sustituye la tradición de dar de comer a 13 personas el 13 de diciembre, día de Santa Lucía.

Sin embargo, estas aportaciones anuales no permitieron a la cofradía sufragar la rehabilitación del templo en 2013, cuando los problemas de humedades provocados por el regadía del Parque de la Cultura, que rodea el templo, obligaron a la cofradía a rehabilitar la ermita. Entonces tuvieron que recurrir a la financiación privada, concretamente a la Fundación Hortensia Herrero, para poder rehabilitar las paredes en un ambicioso proyecto que eliminó barreras arquitectónicas, fortaleció los muros del templo y lo rodeó de un foso para alejarlo del parque, en un momento en el que el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra rehabilitaba, asimismo, el parque que rodea la biblioteca municipal y el MuVIM. Ahora, la cofradía será la propietaria de la ermita, una de las más antiguas de la C. Valenciana, y que tendrá 10.000 propietarios. No todos ellos acuden a las reuniones de la asamblea, pero gracias a ellos se puede llevar a cabo el mantenimiento del templo. La cofradía se encarga de buscar capellán y corre con los gastos de luz y agua.