A 30 kilómetros por hora. Esta es la velocidad máxima que se permitirá en el centro histórico de Valencia a partir del martes 1 de septiembre. El objetivo es que los vecinos comprendan que desde la denominada Ronda Interior hacia el centro de la ciudad el tráfico "debe ser pacificado" y que el espacio será compartido por vehículos privados, transporte público, ciclistas y peatones. Eso sí, de momento no habrá sanciones.

Y es que el gobierno tripartito, tal y como han explicado este lunes el alcalde de Valencia, Joan Ribó, y el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, apuesta por medidas pedagógicas para que el ciudadano comprenda que "el cambio ya ha comenzado" y que ellos deben ayudar.

De esta forma, con la campaña "El centro ya va a 30", se espera reducir el 50 % del "tráfico de paso" en el centro histórico. "La iniciativa ha partido de un diálogo y consenso", ha exlicado Ribó, quien ha añadido que es "un primer paso" para conseguir que en toda la ronda interior solo circulen vehículos autorizados.

El concejal, por su parte, ha afirmado que esta iniciativa les permite "avanzar en racionalización y pacificación del tráfico" en el centro y tiene "una fuerte carga simbólica" porque "devuelve" a la plaza del Ayuntamiento "su carácter de plaza" y al centro histórico como lugar para los peatones, una idea que está en alza en muchas ciudades del mundo.

El alcalde ha destacado en que los objetivos al rebajar la velocidad son aumentar la seguridad y evitar accidentes, mejorar la calidad ambiental, aumentar el espacio para las personas y potenciar el comercio de proximidad.

Las labores para pintar la señalización duraron hasta la madrugada de hoy.