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Un día en la vida

Semáforos en ámbar

Semáforos en ámbar

Esta semana ha comenzado la limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora por el centro de la ciudad , medida esta que no cabe confundir con las calles 30 ya existentes en Valencia. Espero que sea el primer paso hacia la prometida peatonalización del conjunto de los centros históricos de la ciudad.

Sorprende comprobar cómo cuando se toman este tipo de medidas, l@s que participan en el debate suelen olvidar o dejar en un segundo plano un tema, sin duda vital, como es la seguridad vial. Asunto este, que numerosas asociaciones y colectivos han venido denunciando desde hace mucho tiempo.

Y es que Valencia, en esta materia, deja mucho que desear por varios motivos, o si se quiere por una combinación de factores, todos ellos tan negativos como subsanables: falta de badenes, ausencia de control policial, conducción incívica y temeraria€

Está claro que vivimos en una cultura de culto al coche como supuesto elemento de prosperidad económica y más cuestionable aún, de libertad individual. Ello ha provocado que más allá de las campañas de la DGT cuando se inician las vacaciones, la movilidad urbana haya estado supeditada al estricto interés del coche, nunca del peatón o del ciclista, siendo Valencia una de las ciudades de España, probablemente con Madrid, donde más se pueden ver los efectos de esta política.

L@s expert@s constatan que una de las situaciones más peligrosas para peatones y ciclistas es cruzar cuando el semáforo está en verde para ell@s y en ámbar para los coches.

Con el objetivo de reducir el número de accidentes y dar mayor seguridad a peatones y ciclistas, desde Esquerra Unida registramos una moción en la que solicitábamos la reducción progresiva de los semáforos en ámbar para los coches, fundamentalmente en las grandes vías y rondas de la ciudad, verdaderas pistas de carreras para algun@s conductor@s.

El anterior equipo de gobierno rechazó siquiera estudiar la propuesta, tanto como moción como enmienda al Plan de Movilidad Urbana Sostenible, aduciendo, como no, que es común en las ciudades europeas. Todo ello por confundir los semáforos en ámbar, con el paso lógico del disco verde al rojo pasando por el amarillo, cosa que nada tiene que ver con lo planteado.

No ocurre nada por reconocer que Valencia es una ciudad insegura desde el punto de vista vial. Precisamente, reconocer aquello en lo que estamos atrasados, es un acicate para avanzar.

Por ello es imprescindible que se elimine el ámbar para los coches en las rondas, especialmente en la norte a su paso por el cruce con la Avenida Alfahuir o la Avenida de los Naranjos, donde peatones y ciclistas se juegan literalmente la vida, teniendo que sortear a los vehículos que siguen pasando por delante y detrás, acelerando incluso, como si el disco en verde fuera para ellos.

Hacer de Valencia una ciudad con un tránsito pacificado, con extensas zonas peatonales, con más y mejor transporte público, tiene que estar unido a una mayor y garantizada movilidad, modificando el artículo 146 del Reglamento de Circulación. No nos demoremos demasiado en hacerlo, porque es nuestra seguridad lo que está en juego.

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