La calle Barcas ha servido de campo de pruebas para la que será la nueva movilidad de Valencia en los próximos años. Los servicios de circulación del ayuntamiento han eliminado un carril de tráfico rodado, lo han habilitado para aparcar las motos que había en las aceras y ha dejado un único carril para los coches y otro para los autobuses, mientras que las aceras quedan exclusivamente para los viandantes y el amarre de bicicletas. Según el concejal Giuseppe Grezzi, ese es el camino a seguir y así se plasmará en la nueva ordenanza de Circulación, cuya reforma ya fue aprobada ayer en la Junta de Gobierno.

La calle Barcas, que canaliza un importante flujo de tráfico desde la Plaza del Ayuntamiento hacia el Parterre, tenía hasta el día de ayer tres carriles de circulación, dos para vehículos y uno para el autobús. No había aparcamientos para coches ni tampoco para motos, que en algunos tramos colapsaban las aceras.

Desde ayer, sin embargo, su distribución es otra. No definitiva, pero otra. El ayuntamiento ha pintado aparcamientos de motos, concretamente 62 plazas, en el carril izquierdo de la calzada entre la calle Transits y Poeta Querol, ocupando incluso todo el frente del Teatro Principal. Deja, por tanto, un único carril para vehículos y otro para autobuses, liberando, eso si, las aceras de motos para disfrute de los viandantes.

Según Giuseppe Grezzi, este reparto se enmarca en la nueva filosofía del equipo de Gobierno y se aplicará en otras grandes arterias del centro de la ciudad. A su juicio, el tráfico del centro es «un tráfico oportunista» que utiliza estos atajos para ir de un lado a otro de Ciutat Vella, por tanto su intención es «dificultar el tránsito» del coche privado en beneficio del transporte público. De hecho, el próximo paso en la calle Barcas será reformar las líneas de la ETM.

A la pregunta de si la Policía Local multará ahora a las motos que aparquen en la acera de la calle Barcas, la respuesta es «no». De momento «se trata de ir concienciando a la gente» y será luego, en la nueva ordenanza, donde se tomen ese tipo de decisiones de manera participada con los agentes sociales.

Precisamente ayer, la Junta de Gobierno Local aprobó la reforma de la Ordenanza de Circulación, que data del año 2010. Será la primera ordenanza que revise el nuevo equipo de gobierno y ayer Giuseppe Grezzi adelantó algunas de sus claves. Según dijo, hay muchas cosas que corregir y hay que hacerlo de manera participativa, limitando siempre el uso del coche privado en favor del transporte público, los peatones y las bicicletas.

La nueva ordenanza regulará, por ejemplo, el aparcamiento de motos, que ahora es «confuso»; incluirá a los patinadores; y «pacificará el tráfico en los barrios», probablemente limitando a 30 kilómetros por hora todas las calles de un único sentido, medida en la que ya trabaja la propia Dirección General de Tráfico y que valorará también el Ayuntamiento de Valencia en el proceso de consultas.

Como ideas globales, el concejal de Movilidad anunció también su intención de peatonalizar los cascos históricos de los barrios (algunos fueron pueblos hasta hace apenas unas décadas) y no se plantean de momento alternar el acceso de vehículos al centro de la ciudad según las matriculas. En este sentido, Grezzi explicó que ese tipo de medidas se toman cuando hay una contaminación elevada, cosa que, a falta de los datos que están recabando en estos momentos, no parece que sea un problema en Valencia.